lunes, 31 de diciembre de 2007

De chinorris y cámaras digitales

Hacía ya varios meses que yo no comía en un restaurante chino, hoy estuve en uno, en la Avenida de los Poblados, en Aluche, con un bombero que trabaja un poco más abajo. Hube de recogerlo primero allí y caminamos hacia el restaurante. Me fue contando que no tendría que hacer nada especial, tan sólo pretendía echar un par de polvos pero me explicó que le gustaba primero saber un poco a quién se lo hacía.

Un bombero de estos de calendario pues no es, la verdad, pero el hombre está de buen ver, no ha estado mal. Un tío raro también, no me aburrí en absoluto, me hizo comer el rollito con las manos así como el pato a la naranja y la familia feliz creo que se llama, que viene a ser una mezcla de verduras, no sé por qué extraña razón me preguntó si me lo he hecho con algún personaje famoso conocido y mantuvo la conversación medio encendida durante toda la comida. Mientras nos servían el postre me preguntó si sabía el por qué de llevarme a un restaurante chino y entonces es cuando me cuenta que los chinos son distintos, que los chinos no nos ponen a los occidentales y esta es la forma de tenerme toda entera para él. Qué ocurrencia.

Cierto es, por otra parte, que jamás recuerdo que se me hayan ido los ojos detrás de un chino.
De allí me llevó en coche hasta su casa que no queda lejos, en Fanjul, miró el reloj antes de abrir la puerta del portal. En el ascensor mientras me besaba el cuello me vi de frente en el espejo, las cuatro y cuarto, piso 8A.
Al entrar, una, dos, tres y una fila continuada de páginas abiertas del periódico gratuito que te encuentras en el metro, el Qué, todas las páginas extendidas en el suelo, haciendo pasillo imagino que porque de vez en cuando llueve en la ciudad, y en una portada, a todo color y mientras le tengo a mi espalda y su mano está buscando mi entrepierna puedo leer Pagaremos por amor al arte, y me hizo gracia.
Me bastaron los cinco minutos que se ausentó en ir al baño y después venir a despedirme en el salón para que la cámara de fotos digital Casio, chulísima, toda negra, que él tenía sobre la mesita se viniera conmigo en el bolso, por amor al arte también.

Esta temporada arrasan los bolsos tamaño saco y eso es por y para algo y ya dije que además de zorra a veces soy mala persona también, y qué pasa, cada uno es como es. Pues eso.

Al César lo que es del César y a Clara lo que es de Clara, y según la ClarA.E, esto de los vínculos se viene a denominar así por lo que te ahorra el dar por culo ese de tener que repetir las cosas ya dichas, qué gran hallazgo.
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aclaración nº 7

viernes, 28 de diciembre de 2007

En blanco y negro

Vale, sí, Julio y yo somos hermanos porque y que él es un hijo de puta, a la cual mi padre se estuvo follando durante años sin decir una palabra, qué vida. Ya le he dicho un par de veces que a mi me da igual todo eso pero él se empeña en sacar cariños donde no los hay. aclaración nº 29

Dice quererme pero no me puede querer, eso es imposible, lo que tiene es una necesidad muy grande de tener familia y a falta de ella pretende que yo se la proporcione pero por el momento no me da la gana, hoy me pide el de aceptación y mañana me pedirá dinero y pasado mañana que deje la calle y así y no. Con hermanos o sin ellos mi vida es mía y yo dispongo, no veo que esto sea difícil de entender pero él se resiste.

Del que fuera mi padre he debido adquirir esto de hacer lo que me viene en gana, y es algo que con el tiempo he hecho muy mío, no tengo pensado variarlo, he estado con Julio tomando algo en el café Gijón, creo que me ha llevado allí para impresionarme, el que muriera hace poco Fernando Fernán Gómez parece ser que le gustaba sentarse justo en el sitio donde yo he puesto el culo esta mañana y Vicente Aleixandre o no se quién acostumbraba a decir no se qué al servirle su café con leche. Bah pero Madrid es muy grande y pasan muchas cosas en muchos sitios.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Qué frío

Por algo los rusos beben vodka, es aquí en Madrid y ya se agradece porque hace un frío de cojones. He venido hace un rato de acompañar a Sandra a la estación de Chamartín, se ha empeñado en que hoy mismo se volvía, la ha llamado ese subnormal y se lo ha pedido así, estoy segura, ella lo niega pero que haga lo que quiera.

En nochebuena estuvimos toda la tarde bebiendo hasta que nos hartamos y de la noche recuerdo pequeños extractos: Sandra y yo en un baño, ambas, las dos, en el metro de pirámides riéndonos de un cartel camino de la renfe, Sandra tirada en el suelo en la Gran Vía porque el chino de la esquina no la invita a un arroz blanco, el portero del Black and White, en Chueca, a quien Sandra se empeña en hablar en francés y a mi me daba la risa, el par de rayas que nos preparamos en esos baños, abajo, los chupitos que bebimos antes de salir de allí con el saturday night mientras Sandra le hace cortes de manga al DJ y mil imágenes más en mi cabeza sin saber dónde estuvimos.
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Nunca antes había visto vomitar en el vagón de metro, yo misma lo hice, llené el vagón de mazapanes, qué asco me doy. Después al llegar a casa a Sandra le dio por cantar, mal, villancicos, y me recordó hace años cuando no existía el windows media player que nos pillamos una buena borrachera también en mi casa que volvimos en autobús desde la cibeles tocando al son de la botella de anís del mono, hay que ver qué tonta está y cuánto me hace reir.
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No sabe razonarme por qué se pone coca tan a menudo, cuando habla de ello se pone triste y entonces yo la digo cosas como que más bajo no puede caer ya porque estamos tiradas en el suelo y entonces reimos y me cuenta que ha hecho cosas que no quería hacer, que no es una zorra cualquiera pero que es una rubia cualquiera y que eso la jode y se pone y se la olvida. Qué jodida la Sandra.
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Me dice que yo siempre voy para arriba, para arriba, la contesto que cuanto más suba más grande es después la hostia, que yo prefiero columpiarme y volvemos a reir y la vuelven a entrar ganas de meterse y así se pasa la puta navidad.

Hoy ya bastante más serena cuando íbamos por Tribunal me cuenta que si se la vuelve a terminar el dinero la tengo aquí de nuevo y para quedarse, que lo va a intentar evitar y todo es porque vemos en la tv del metro no se qué de los caballeros del zodíaco y Sandra me recuerda que siempre ha estado enamorada del Ave Fénix y es por cositas como esta por lo que me gusta no tenerla lejos, lo que me hace reir.
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Mi hermano, el Julio, con eso de que quizá lo sea, no me ha hecho gracia ninguna y por eso no escribo de él y todavía no lo he dicho en voz alta.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Al aparato

Esta mañana me la he pasado hablando por teléfono, no quise encenderlo ayer y hoy todo se amontona. Me llama Sandra que está ahí en Burgos en una convención de no se quién, cuántas veces la habré dicho ya que a mi no me llame con lamentos, pues bien, hoy para colmo me involucra.

El bolo de Jesús no ha cancelado la cuenta que tenemos, fui al banco y estaba todo correcto, así que metí 500 euros que volaron hasta Burgos en cuestión de una firma, hoy encontré en un blog muy majo una postal que sale Santa Claus y dice que gastemos y gastemos bien para comprar la felicidad de seres queridos, pues supongo que tiene razón, que la dejo pasta porque la quiero y la quiero ver fuera de esa mierda que se está metiendo y la quiero metida pero en mi casa esta nochebuena, no tiene a nadie en esta vida que la consiga hacer ver que es una puta mierda dejarse el dinero en cocaína, mañana por la mañana estará en Madrid.
Me jode tener que ser yo quien se encargue de una cosa así, ya me imagino yo a ese subnormal que la iba a regalar la vida en golosinas, sí, ya me imagino... estoy de mala leche, sí, y qué, me pongo a escribir y no paro y me falta por decir lo más importante: me ha llamado después la voz del sordo, Julio, para decirme que está seguro que él y yo somos hermanos.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Siete de picas

El hígado sigue estando en su sitio y yo diría que nuevas canas han aparecido en su cabeza pero Héctor se sigue mostrando pacífico, encaprichado, pero inofensivo. Encaprichado en sus juegos que ahora consisten en utilizar, él, una venda y así, a ciegas, clarear media hora y monear otra media, así viene a ser.

Me ha estado explicando los cambios en la cuota de la hipoteca, he de hacer por ver los posibles cambios en la mía. Ahora, a ratos, más que a mi tío Paco se da un aire a un abuelo de parque de estanque de patos, se ha empeñado en enseñarme a jugar a las cartas y en ello estamos.

A lo que jugamos no es juego ni es nada, yo creo que ese juego no existe, es una estupidez de hacer parejas, hoy me ha preguntado lo menos tres veces que cuál es mi carta favorita, la sota de bastos, y él ríe y ríe. De hecho disfruta tanto que se le pasó en media hora la toma de su tercera pastilla, no me he molestado en preguntarle el por qué se toma tantas porque no me apetece escucharle, lo que realmente me apetece es que se muera, que no me ha hecho nada el hombre pero es que yo no sé qué estamos simbolizando los dos ahí, las cinco de la tarde barajando las cartas pero en fin.

El otro día alguien de aquí, algún anónimo, me sugirió la muerte de Héctor tal y como murió su Belén, así en plan Carmina Ordoñez y me dio hasta miedo, anda que si un día me dice que me acerque por su casa que nos vamos de cena y cuando llego lo que me ceno es su cuerpo tendido en la bañera, no, es mejor dejar transcurrir el curso natural de las cosas que adelantar acontecimientos, y los hay que se mueren dando por culo pero éste entiendo que se morirá trabajando para poder pagarme, una partida de chinchón a veces son 20minutos o así, por cierto al nombrar 20min se me ha ido el pensamiento a Renfield que está un poco perro, no sé qué pasa, sí.

Estoy algo apagada, no follo con alegría, yo que sé, la navidad ahí acechando con el chiste ese malo que nieva entre las piernas de alguna, aunque tengo que reconocer, eso sí, que es un detallito para algunos lo de la paga extra y la cesta esta que me traje que está todo de puta madre, ya me la estoy acabando.

martes, 18 de diciembre de 2007

A algunos les sienta bien la americana

Llevo unos días malísima, el invierno es una mierda pero no me apetece contar penas.
La cita tardó como diez minutos más de la hora prevista, me llegó contando un problema de tráfico, una historia. Se mostraba aparentemente tranquilo, más bien guapo, le sentaba muy bien la americana encima de la camisa, oscura, tomamos la primera calle y caminando fumándose un cigarro me explicó que sería cosa de tres-cuatro horas, cenaríamos con su ex que llevaba a su pareja. Me dio la risa. Me explicó de forma divertida que pretendía aparentar, simplemente, entendía que ella pretendía darle celos y a él esto le daba exactamente igual,

-no la quiero y si vengo aquí, solo sin ti, me pasaría toda la cena hablando del seguramente excelente trabajo de ese tío que se la folla y la verdad que no me apetece, tenemos una niña ¿sabes? quiero que me olvide, yo me acuesto con quien quiero, vivo solo, me va bien pero no quiero que me joda la cena intentando darme celos o no sé el qué-

Me gustó el hecho que me dijo directamente que yo dispusiera mi vida a mi antojo y él me seguiría.

-me imagino que vosotras sabréis marcar la conversación, yo lo prefiero así, yo de este modo te sigo y tú no dejes de hablar-

-pues ellas no sé, pero yo sé hacerlo, no hay problema, al contrario, me gusta que te guste así, todo saldrá bien, seguro-

El hombre más pijo que cenaba esa noche en madrid fuera de casa y la ex de Toni, que así se hace llamar este, se encontraban ya dentro, habían abierto el vino esperándonos.

aclaración nº 7
El restaurante era muy curioso, se me iban los ojos a un frontal verde de una columna. La poca sangre, osease, Araceli, tardó tan solo unos cinco min en revelar que es abogada y dispone de su propio horario, el pijo anotó en su agenda personal aquello que tuviera que ser y a continuación desconectó el móvil haciendo una mueca de liberación.

Yo, si la Araceli dice ser abogada yo soy profesora de primaria en una escuela de Carabanchel donde jamás el pijo va a pisar, porque me encantan los niños y estoy deseando tener niños pero claro, Toni, siempre me viene con que tiene que pensar ciertas cosas, ahí él toma la palabra y hablan de Yessica y la diferencia de edad que habría entre ellos, diez años, que según cuenta es cirujano y últimamente trabaja más por la tarde que por la mañana y así cobra aparte una burrada como extra, que quiere estar un tiempo así y poderse comprar el barco, del pijo que apenas hablaba me imaginé que sería piloto, pero no, cuando le dejaron hablar comentó algo del precio del barco y Araceli se encargó de matizarme que el pijo llevaba la dirección de un banesto en Conde de Casal.

Toni parecía enamorado de su hija y hablaba de ella a la mínima oportunidad. Corroboré la versión que dio Toni puesto que ella todo su afán era explicarle a su pareja las semejanzas de la niña para con su padre, en diversas contestaciones y posturas de ambos, similares. Comenzó a seducirme la idea de las enfermeras y los médicos, y no sé cómo fue pero me miró y les dijo

-sé que ella quiere tener un hijo ya, quiere ir a buscarlo, pero no sé-

y terminó de gustarme y abrieron otra botella de vino. La crema de langosta me encantó.
Toni vive en Alonso Martínez, se ha comprado el estudio que siempre quiso tener y dice que es feliz y me besa el hombro, desnudo, pues tan solo llevo tirantes y entonces recuerdo el abrigo y le digo al camarero que me lo traiga sólo por comprobar que sigue estando allí. Cuando de nuevo se lo doy para que lo retire tras registrar mis bolsillos , a la Araceli la hago constar que me lo he comprado sudando dando clases, lo alaba pues ella misma ve que es precioso y me río porque le pregunta al pijo qué le van a echar los reyes a ella.

Toni vuelve a besarme un hombro y esta vez lo acompaña de un masaje en mi muslo, templado, le miro, me mira y nos gustamos. Le dice a la Araceli que tiene que buscarse un trabajo como yo, tres meses de vacaciones, la ningunea unas participaciones de no se qué que ella ha comprado o no sé y como ella no le replica y me cae simpática la echo un cable y le respondo yo que es mejor para él que sea abogada por si marcha con el barco y resultase una tragedia tener abogado en tierra que no alguien de vacaciones.

Reimos y esta vez su mano me recorre caliente la pierna y se para en mi rodilla, me guiña un ojo y a continuación brindamos.

Salimos de allí y a mi me sobra una copa de vino y salgo aturdida y Toni me sostiene divertido por detrás y me besa el cuello mientras esperamos que ellos salgan y pegado a mi me dice bajito en el cuello que está de suerte esta noche porque a él le gustan muchísimo el vino y las mujeres. Y me rodeo y allí mismo mientras la Araceli se coloca el abrigo le como la boca porque nos estamos gustando y los cuatro nos hemos dado cuenta. Allí mismo esperarán a taxi de forma que los dos marchamos andando de vuelta por la misma calle.

Llegamos al punto de encuentro y continúa andando, a doscientos metros tiene un mercedes aparcado, tremendo, gris, tapicería de vainilla , precioso, se encienden las luces, me hace subir tras gentilmente haberme parado frente a él preguntándome si me quedaba un par de horas más.

También el estudio era una maravilla, me lo hizo en la cama, despacio, sin extravagancias, me gustó mucho su comportamiento y su tiempo en las cosas, me dijo que desde que me miró a los ojos quiso chuparme un pezón,

-este, el izquierdo- y se lo lleva a la boca y lo muerde

Inmensamente feliz me hizo sentir cuando al rato tras terminar me dijo que casi mejor me quedase a desayunar y así no pasaría frío. Así lo hice y de todos modos tengo un constipado de muerte, ayer incluso fiebre, fatal, y no es el abrigo, es la maldita calefacción.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Marcha

A las ocho y pico yo ya estaba negra de esperarle. Me bajé a la calle en busca de una tienda, en media hora estaba de nuevo en su piso con hielo y vodka para templarlo, me descalcé y me tiré en el sofá, estuve viendo después una porquería de telecinco que un día me explicó un tonteras, se trata de meterse diez o doce parásitos sociales de personas en una casa y marear al personal de tal manera que sobreviven a expulsiones mediante votos por sms, gran hermano lo llaman. aclaración nº 20.

Los he visto hablando solos frente a quien sea, dar vueltas a pedales montados en un carrito en una prueba estúpida, abrazándose y queriéndose mucho, peleando con expresiones de gilipollas como poco, mirándose al espejo, lavándose los dientes, volviendo a quererse muchísimo, hablando del amor y otros cuentos, pretenderán o no sé crear de ellos prototipos y esa gente sí es rara de cojones. Qué asco me dan, hay uno de ellos, el único negro, que ha debido entrar por no haberse presentado otro más negro aún y los demás por no haberlos más subnormales, antes me ahorco que tener que hacer un seguimiento a un programa semejante.

Jesús llegó poco antes de las doce, justo cuando prendí mi segundo porrito. Vino derecho a besarme el ombligo, volvía como feliz, le dejé hacer, me incorporé a continuación y apagué la tv, hice bien en no decirle nada a la vecina puesto que no hubo una voz más alta que otra, fue todo rápido y la marihuana es deliciosamente sensible.

-me marcho - dije mirándole a los ojos
-¿cómo que te marchas, dónde vas, qué dices?
-tú te vas de cena, yo me voy de tu casa, cada uno aprovecha sus horas como le viene en gana.
-¿pero qué dices, qué cena? olvidé aquí el móvil y no he podido llamarte, déjame explicarte...

aclaración nº 8 - 1ª. Vi en él mi reflejo de desprecio, me encantó, vi con una nitidez asombrosa mis sucesivos revolcones con un miserable que mentía y me seguía mintiendo ahi a la cara escudándose en cosas que me meo en ellas, hablaba y hablaba hasta que no me fue suficiente reirme en su cara y dejando a un lado mi sonrisa le conté:

-tú te piensas que soy gilipollas ¿verdad? si no es hoy hubiera sido mañana, ya me estás estorbando con tus sugerencias que te limpie y que te planche, desde hace días me vienes jodiendo con el dinero que tú te gastas en tabaco y en hablar absurdos bebiendo con compañeros de trabajo que son diez veces más hombres que tú, con sus respectivas familias que tú no tienes y por eso no te llevas a tu zorra de cena, vete a la mierda que yo me largo, soy clara, cuando lo precises me voy contigo a esa casita tan maja donde no tienes cojones a vivir solo ni acompañado, me gustó aquello y no hay problema pero esto se acabó, hazte el favor de ser un hombre y no así tan imbécil, me aburres, me escondes una botella de sangre y me pillo un pedo a tu salud por gilipollas y te piensas que lo soy yo y mientes como el cobarde que eres que no le dice a una maruja de mierda que la quiere, no te engañes ni me engañas a mi tampoco, no pienso ser una amargada aquí contigo

Aquí en lo de maruja de mierda le tenía a tres metros de distancia lamentándose dando vueltas alrededor del salón sujetándose la cabeza.

-no me puedes joder de esta manera - alcanzó a decir- ¿cómo quieres que me presente allí contigo, y si alguno, alguien, te conoce? me cago en dios, no te enfades, no pasa nada, no te engaño, pensé que es mejor así, no te puedes ir

-me aburre también tu discurso pero tu pueblo me gusta, si cambio de número te lo haré saber ahora me voy, yo no soy la maruja que tú pretendes

Él no decía otra cosa más que maldiciones y resoplaba repitiendo que no tenía que enfadarme que lo había hecho por mi bien, que él quería quererme, qué gracioso, la nitidez me seguía dejando ver cuánto me aburría todo eso que me contaba.
Le dije la verdad también antes de irme por la puerta: que había sacado del banco la mitad del dinero. Él seguía intentando retenerme agarrándome un brazo, tirando de mi, en su monólogo de excusas patéticas y promesas de cambio y vuelta a que es celoso porque quiere quererme, me besa la mano, dice que me llamará y salgo, cierro tras de mi, bajo por la escalera. De nuevo en la calle prendo de nuevo el porrito y me busco el metro.

No sé si ha sido la mudanza en sí o la conversación con Jesús pero desde ayer que pasó esto tengo como una rareza, tengo que habituarme, esto es así, he quedado para luego a las 20h con alguien en la zona de Iglesia, me ha explicado poquita cosa pero me pide que lleve falda, iremos a un restaurante.
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aclaración nº 7

miércoles, 12 de diciembre de 2007

De nuevo ahí

Este gilipollas ha vuelto a dejarse el móvil olvidado en su casa, yo no me había percatado de ello pero justo antes de comer suena, lo busco, lo encuentro y es un compañero suyo y de rebote hablando con él me entero que tienen cena de empresa para esta noche y no tendría pensado llevarme el hijo de puta porque no me ha dicho nada de esto.

Tengo yo el móvil por lo que no tengo forma de localizarlo; me ha hecho la jugada completa y no me apeteció autoinvitarme. He recogido mis cosas que tampoco era mucho y en un par de viajes de metro lo he transportado todo, ahora el pc de nuevo está en mi casa y yo con mis cosas.

Luego a las siete iré a esperarlo, me llevo un cogollito para hacer tiempo, no sé a qué horas se presentará, me he cruzado a su vecina entre viaje y viaje, en las escaleras del portal, me han dado ganas de decirla que se prepare para esta noche, me van a oir desde la sierra.

Es que no me apetece una mierda seguir viviendo allí, me aburro mucho y estamos ahí con una media de dos-tres putadas al mes y no. No me apetece. No me lleva a una puta cena a la que puedo ir gratis: es un miserable. Que le den por culo. Se pensará que me lo he hecho con media empresa el hijo de puta y acabaremos pegando voces, ya no quiero que me toque, quiero decírselo a la cara. Me gustó mucho el pueblo, si acepta precio puedo acompañarle sin problemas pero no vuelve ya más a levantarse conmigo, he renovado hace un momento el anuncio: Clara de nuevo está en la calle.

lunes, 10 de diciembre de 2007

A la sombra de los pinos

[convendría antes leer Toledoando]

La cuñada ya sabe que me he follado al marido de su difunta hermana cuantas veces he querido, las manos de Jesús ahuecan con cierta frecuencia lo abultado de su pantalón, enciende sus ojos conmigo, ella lo ha visto igual que yo, y yo no sé qué ha visto en esta chica aparte de verla evidentemente embarazada, bien creo que la ponen un mandil o tipo cofia y treinta años más y sería mi abuela, pero él la ayuda a sentarse, la pregunta qué tal está y por sus días varias veces realmente interesado en su respuesta y la mira a ella.
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En el bar de las quinielas donde también se vende el periódico me acosa a mi y me fulmina con la mirada por enredar con el camarero que es un crío y no deja de mirarme las tetas, algo absurdo puesto que traté con él de la temperatura de mi café con leche. Me encanta ver montaña por las ventanas y no se por qué me imagino entonces una chimenea y todo calentito ahí y los pinos se mueven en mi cabeza y yo me voy encendiendo por momentos hasta tal punto que pierdo el hilo de lo que está contando la preñada porque no se calla ni un momento y le digo al Jesús con mis ojos y con mi cruce de piernas que quiero que me lo haga ya. Me entiende, lo entiende y pide la cuenta. Su cuñada se incorpora y se acerca a saludar a otra chica en la barra, entonces Jesús se inclina sobre mi oreja y me dice bajito que no mire más así a Roberto, que debe tratarse del chico de la barra, me rio y entonces mirándome a los ojos me suelta

-no te rías, vienes como viniste la primera vez, en plan zorrita, luego estamos tú y yo en mi casa, solos y sin vecinos-

Tardamos al menos diez minutos en despedir a la preñada en la misma calle algo más arriba, hubo de venir el marido a llevársela y a mirarme las tetas también para que después Jesús le sacase a relucir ya en su casa, el caso es que complejo de inferioridad no creo que tenga pero no sé por qué tiene que pensar en ese imbécil, le voy a coger manía de tanto escuchar su puta vida.
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La casa del pueblo es una delicia, me gusta más que antes, desde el patio se escucha el viento entre los pinos, allí respiran hasta las ideas, Jesús me contó después que hay caza mayor en la zona, ciervos, y que al comienzo del otoño se les oye berrear por ser época de apareamiento, que él lo ha escuchado más de una vez desde la casa. Su insinuación del bar no dio para mucho, supongo que esa casa le trae demasiados recuerdos y tantos esfuerzos por resultarle agradable a la maruja le frustran de tal modo que luego no aguanta.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Trece rosas

La voz del sordo que no es el sordo y se llama Julio, además de la voz tiene tremendamente armoniosa la dentadura, es algo asombroso. Llegué a las 16h en punto tal como quedamos. Fuimos caminando desde Ópera, punto de encuentro, sin rumbo fijo y salimos a la plaza del Callao desde Santo Domingo. Me llevó a un sitio donde no había estado jamás, en la Fnac hay una planta (o quizá varias) toda entera de libros y tienen habilitada allí una sala y la gente entra y en sillones o en el mismo suelo se lo leen.
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Yo todo mi afán era hacerle reir para que me dejara ver sus dientes. Tras salir de allí nos metimos en el Rodilla de la esquina, me invitó a un sandwich y ahi fue cuando me dijo que tengo "algo" en la mirada, no vengo a saber lo que es pero me contó que por eso no dudó en que debía verme, que hay algo en mi mirar que le resulta familiar. Allí también me explicó que nunca había estado con una prostituta y que no pretendía acostarse conmigo, se ponía muy nervioso al hablar de esto, miraba alrededor, cambiaba de postura... le tranquilicé y para serenarle le dije que haríamos lo que él quisiera, esto pareció provocarle justo lo contrario, me dio la risa y creo que le avergoncé.
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Me pagó antes de salir del Rodilla, me dijo que tenía que pensarse algunas cosas, que me llamaría de nuevo. Le espeté que le invitaba a un cine, me miró incrédulo pero accedió. La película: Trece rosas: una tragedia. Pero la voz del sordo se animaba por momentos y me contaba, bajito, extractos de la Historia en la película, yo me inclinaba sobre él para escucharle y era entonces cuando le olía y lo hacía divinamente y él con su cara de niño me miraba y me indicaba, a mí, muda, que guardara silencio y atendiese a la pantalla.
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Con lo que quedaba de mi cargamento de palomitas salí comiendo de los cines. En la misma puerta, bajando los escalones, me indicó de nuevo que me llamaría y fue cuando le pregunté cómo iba a despedirse de mi, me miró apurado y antes que dijese algo le besé los labios y me mantuve ahí frente a él un segundo y su boca, perfecta, buscó la mía plantándome un beso tremendamente dulce. Bajamos andando de nuevo a Ópera donde yo me meti en el metro.
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Entre estación y estación vine pensando que me recuerda a Pedro, ni que fuese ayer: yo con mis dieciséis añitos recién estrenados y él agarrado a los barrotes de la verja desde la que me estuvo hablando más de media tarde y recuerdo que se tiró tres horas para darme un puto beso. Pedro o Julio qué más da pero a mi esto de que yo le recuerde a algo/alguien no me apetece lo más mínimo, a mi me ha recordado él al sordo y al Pedro de hace más de una década y con eso ya me aburre, pobrecito, es por esto que quizá existe ese dicho de "las comparaciones son odiosas".
Mañana me marcho al pueblo toledano a llevar flores a la difunta, últimamente esto está lleno de muerte y calamidades pero volveré.

martes, 4 de diciembre de 2007

Martes melodramático

Además de zorra soy mala persona. Esta mañana, temprano, ha llamado la voz del sordo que no era él y hemos quedado. Tenía el teléfono encendido expresamente esperando su llamada, aunque esto me ha supuesto hablar con Héctor que sigue convaleciente en cama en su casa.
Me he pasado a verle, vine hace un par de horas, me dijo que me habían escrito nada más llegar, me hizo sonreir, de hecho he llegado allí con bastante mala hostia, Jesús no me ha despertado esta mañana. Héctor y su convalecencia me dejan el sobre con el que voy a comprarme el abrigo que me gusta.
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Con la voz del sordo que dice llamarse Julio he quedado para mañana, quiero comprobar qué dice que ve en mis ojos, últimamente me sigo aburriendo, qué largos algunos días, qué simples algunas noches. Héctor me ha estado contando lo que ya imaginé, que se traía un rollo raro con su compañera y que ella le ha dejado, se lamentó en voz alta una y otra vez y se preguntaba por qué le había engañado, afirmaba que ahora justo cuando la necesitaba le daba la espalda, utilicé sus lamentaciones en mi beneficio, le aseguré no abandonarle y me besaba la mano una y otra vez guardándola entre las suyas.
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Se puso melodramático y recordó de nuevo que estar conmigo era lo mejor que le había pasado tras la muerte de Belén, esto me dio muy buen rollo y me animé, me animé y le conté que no quiero volver por la cafetería La Playa, que un camarero ha querido contratarme, no puso impedimento alguno, asunto solucionado. Salí de allí y pasé por mi casa a dejar la cesta de navidad que Héctor me ha regalado, estuve un rato tirada en la cama, mirando el techo pensando en cuántas cestas de navidad le pueden quedar a Héctor.
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También he pensado, un rato solo, en que esta mañana el Jesús no me ha despertado y en que pretende pasar estos próximos días babeándole a otra y tengo que consentirlo, bueno en realidad me da igual, sí me molesta algo el hecho de no darme los buenos días, eso no se hace, la cuñada me da igual, es más, si no estuviera ella no estaría yo tampoco, no me molesta. Hoy he probado el vodka con zumo de piña y no, deja el sabor demasiado caliente.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Tanatorieando

Este sábado fuimos a enterrar a un compañero de trabajo de Jesús, se mató el viernes en un accidente de tráfico, bueno en realidad se mató por ir a más de 150 km/h en la carretera de Valencia. El tanatorio del hospital Gregorio Marañón es una vergüenza y echar un polvo en este tipo de sitios está mal pero en las tres-cuatro horas que estuvimos allí entramos al baño dos veces.

La primera de ellas, Jesús me siguió sin avisarme y ante el estupor del señor que me precedía se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme el cuello continuando metiéndome mano hasta que pasamos dentro. La segunda yo misma la sugerí al descubrir una pequeña sala con tan sólo mesa y una silla, al lado justo de la puerta de los baños. Hay veces como esta segunda escapada en que le entran las prisas y no viene a ser escapada ni viene a ser nada pero me gusta verle tan excitado clavándome los ojos mientras yo observo la pena general jugando con mi chicle, es excitante y a la vez es como cagarse en dios.

Después, una vez en su casa le entra el arrepentimiento y comienza a contarme episodios vividos con el muerto y lo que no sé es cómo no se murió antes. Y mientras él habla y juguetea con mi pezón tendiéndose a mi lado yo me pongo a pensarme muerta y en lo que dejo entonces, un piso vacío y apestado de billetes por lo tanto seré grato recuerdo para aquel/la que se lo encuentre y entonces pienso en la vecina del 2A la hija de puta que no la puedo ver y entonces me doy cuenta que Jesús me está hablando de yeso y algo de una hormigonera y me le imagino a él una mañana de miércoles en la que se le cae un palé de bloques en lo alto o le veo de cualquier manera bajo unos escombros. Y me deja a mi, aquí, metida en su piso pintándome las uñas.

Le escucho bien poco, todo lo que cuenta es una lástima, pero todavía sabe cómo llevarme al disfrute, y me sigue gustando su fuerza y cómo se le encienden los ojos, ya hace días que me aburre y aún así me sigue gustando, porque sigue hablando de yeso pero le tengo besándome las rodillas primero una y después la otra y me está acariciando el pecho y sigue contándome mordiéndome el tobillo y de nuevo una mano en mi pecho y me besa un codo y así sucesivamente, que me cuente lo que quiera.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Haciendo carrera

Ayer estuve prácticamente todo el día fuera de aquí, caminé bastante y llegué cansada, Jesús vino al rato y con muy mala hostia, traía problemas del trabajo y yo muy pocas, mínimas, ganas de escucharle. Terminamos discutiendo como ya es costumbre, me tachó de zorra que no pasa nada pero lo hizo con desprecio y eso no se lo consiento.
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Como las posibles escuchas de los vecinos no le dejan vivir me pidió varias veces que bajase el tono de voz y a mi el hecho de que ese tipo de cosas tuviese siquiera importancia me sentó como un tiro. Como me crispó tanto le mandé a la mierda diciéndole que se follara a la vecina y me contestó que piensa el ladrón que todos son de su condición. Esto tuvo gracia y me hizo serenarme.
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Esta madrugada antes de irse me ha despertado, sentí sus cosquillas en mi nuca, me besó el hombro y me hizo voltearme y así frente a frente me dijo que anoche parecía un potro desbocado pero que así, mientras duermo, me asemejo más a una mansa yegua y nos echamos a reir, y tras las risas, al rato ya le estaba cabalgando, vaya que si le cabalgué, como hacía días que no lo hacía, hoy apenas me ha mordido tan entusiasmado como estaba observándome. Me ha dejado muy bien, me gusta que me lo haga de forma que mientras le tengo dentro me lo hace también con los ojos, de este modo dice cosas que nunca jamás me explicará, me entiendo entre sus jadeos.
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No acostumbro a estar tanto tiempo con el mismo olor entre mis cosas, y hay ratos en que pienso si este olor una vez reconocido y adaptado terminará llevándose mis ganas o no, hay veces que sé lo que me va a decir, otras veces que le oigo pero no le estoy escuchando y otras en las que ni siquiera le presto atención y se podría decir que hay un extraño en el sofá riéndose con payasadas de la tv, tengo algo en la cabeza de lo que ahora no puedo hablar. Me ha dejado dicho que procure limpiar la cocina pero no me apetece, voy a bajar a por tabaco.


En qué zorreas