lunes, 3 de octubre de 2011

Cuerpo de roca


A Víctor ahora le gusta grabarlo todo. Coge la cámara y me sitúa a cuatro patas, colocándose a mi espalda. Prácticamente cada noche quiere que follemos así sobre la cama. Con la polla dura como una piedra dibuja primero sobre mis nalgas lo que va a hacerme. A mí lo que me hace cada vez me gusta más, con cámara o sin ella. Ha tenido que apartarla de escena en más de una ocasión, le gusta clavármela una y otra vez hasta perder el sentido. Una vez que lo ha perdido se apresura y acude a lamerme, le gusta chupar el mismo agujero en el que ha estado anteriormente y ahí se le puede ver, chupando, hasta conseguir correrme.

Voy como una gata en celo persiguiéndole por toda la casa. Creo que disfruta con esta situación y solicita a Yazira esto o aquello delante de mi presencia, olvidándose de ello poco después cuando me tiene donde quiere: rogándole que subamos a la habitación. Es frío, calcula los tiempos y mis ganas no dejando de sorprenderme. Lleva fuera dos días y estoy que me subo por las paredes, le he pedido que me folle por teléfono y he terminado colgándole por no acceder a mis deseos. Hace un rato he estado revisando alguno de los vídeos que tiene grabados y no miento al decir que pareciera que ha nacido para revolcarse conmigo.

Estos meses los hemos pasado cerca de Pamplona, en otra casa propiedad de Víctor. Nos marchamos antes de lo previsto y nuestra habitación era demasiado pequeña como para querer quedarme allí a vivir, aunque más de una noche esta idea no me hubiera importado y así se lo hice saber. Le gusta ver cómo me someto a todo aquello que me solicita, pero también le gusta torturarme con indiferencia y desaparecer apagando su teléfono. Es entonces cuando me dispongo a interrogar a Yazira, la chica interna que atiende la casa en Madrid, haciendo una pregunta detrás de otra con el fin de encontrar en sus respuestas un leve gesto o contradicción que me haga saber que son cómplices, cosa que jamás ocurre. Me desespera el hecho de que no me lleve con él en todas y cada una de sus salidas, y aún más el que no me explique el motivo.

La semana pasada, justo al regresar a Madrid, dispuso una reunión de trabajo en la sala que comunica con el jardín. A esta reunión acudieron dos hombres y una mujer, todos ellos seriamente trajeados, y la reunión se prolongó hasta altas horas de la noche. Pidió a Yazira que nadie, bajo ningún concepto, les interrumpiera en su trabajo y pude contar hasta cuatro las veces que Víctor marcó a la cocina solicitando que ella les sirviera esto o aquello. Maldije a la mujer del traje varias veces durante la tarde pues podía escuchar su risa golpeándome los riñones. Una vez que se marcharon, corrí a solicitar a Víctor que Yazira nos sirviese la cena en la habitación pero él se negó con tanta sequedad que decidí no insistir. Bajo la excusa de su agotamiento laboral, no hizo nada conmigo esa noche y creo que tardaré meses en olvidarlo.

Desde que regresamos de Pamplona no hemos vuelto a meternos juntos en el jacuzzi. Echo de menos sus dedos arrugados retorciéndome los pezones y ver la espuma mientras me sacude fuera de sí contra los grifos. Me sabe entregada al placer que me proporciona todo lo que me hace y a veces pienso que quizá se aburre y de ahí que desaparezca cada cierto tiempo sin decirme a dónde se dirige. Hoy, que no está aquí, estaría dispuesta a dejarme follar cuantas veces quisiera y de la forma que creyese conveniente pero ni siquiera tengo forma de hacérselo saber. Hace un instante, he vuelto a comprobar que sigue con el teléfono móvil apagado.

Vendrá, porque va a volver, y con toda la indiferencia que es capaz de acumular se sentará en el sillón de siempre observándome y, cuando le parezca bien y se desate la corbata, me pedirá que me acerque para así comenzar su nuevo juego nocturno ya sean las doce de la noche o las cinco de la tarde. Sé cuando vuelve a casa porque horas antes llama para avisar, solicitando al servicio que dejen lo que estén haciendo y se marchen. Siempre es Yazira quien me lo comunica y siempre me encuentra aquí esperando, menos una vez que salí de compras y me dejó una nota encima de la mesita de la entrada.

aclaración nº 7

4 comentarios:

Jovencitas desnudas dijo...

con ganas te meto yo tambien un dedo!!

Anónimo dijo...

No te conozco lo suficiente para corroborrar lo que dices en tus aclaraciones, sobre todo en la primera. Lo que sé es que es gratamente sorprendente encontrar escritos como este.
mucho.

Escorts hotel Barcelona dijo...

Yo también estoy dispuesto a intercambiar enlaces, me ha gustado tu blog.

Puticlub en barcelona dijo...

Excelente, realmente me dieron muchas ganas de hacer lo mismo :P


En qué zorreas