miércoles, 10 de septiembre de 2008

>> pescado fresco

Este es ya el escrito número cien, aqui son todo aniversarios, también es septiembre. Aunque a mi me viene a dar igual que sea el cien que el cuarenta y siete porque de todas formas voy a decir lo mismo: hoy ha sido un día extraño, y antes pensé que no pero ahora sí quiero escribirlo.


No sé si todos los pescaderos (espero que no) son igual de extraños y de pervertidos pero no es la primera ni la segunda vez que discuto con uno de ellos. Este, como si no fuese suficiente con las miradas que me dedica cuando me está atendiendo hoy me ha seguido por la calle y me ha dado un susto de muerte. No me he reido con él ni una sola vez pero creo que muy seguro tiene que estar de sí mismo para que a pesar de lo feo que es tenga esa desenvoltura y ese descaro en proponerme una cita. Ni que decir tiene que no he aceptado, para él tengo novio desde hace año y medio, una lástima, sí. Seremos amigos entonces, qué gracioso y qué bien aprendido se lo tiene, parece que le sale solo. En cinco minutos, no más, me lo había quitado de encima y es que, más abajo, en la esquina, había quedado con Natalia y si me ve hablando con él yo me muero.


A ella debe ser que no le sobran amigas y yo ni las tengo ni tenía tampoco otras cosas mejores que hacer. Y en cualquier caso de tener algo que hacer hoy y llamarme Natalia lo hubiese anulado y punto, sin mayor problema, son cosas en las que se prioriza sin más. Me llamó esta mañana y me ofrecí a acompañarla a elegir el carrito de su bebito ya que me contó que el rubio tenía, como siempre, que limpiar el bar.


-claro, si no está Sandra para quitar la mierda... - esto lo pienso pero no se lo digo.


Tras más de una hora de reloj en la tienda eligió uno muy mono que llevaba no se cuántos apartamentos bajo la silla, cierre de seguridad, antiafixia y no se qué, yo que sé, ella iba y venía con la dependienta de un lado a otro de la tienda, sin parar de hablar, y yo no la escuchaba siquiera, me importan a mi muy poco los carricoches, yo me concentraba en verla reirse, me sigo perdiendo mirándola y me sigue poniendo igual de nerviosa o quizá algo más, no sé.


Me sonríe ya después, una y otra vez, nos encontramos tomando algo en un café. No debí pedir al camarero vodka a media tarde, Natalia me miró raro y me quedé en blanco, es algo absurdo pero no me gustan esas situaciones. Tiene, eso sí, unos labios que seguro que se han hecho para besar, toda una tarde me pasaría esperando a verla cómo se los moja. Cuando ya me cansé de seguirla escuchando sus recuerdos respecto a la vida en una guardería fui girando la conversación hacia lo que me interesaba aunque sé que nunca viviré: cómo es el sexo estando preñada.


Y según cuenta, el rubio además de un gilipollas debe ser que es también medio idiota o no sé pero yo desde la primera vez que vi a Natalia estuve y estoy visualizando cómo será su cara al tener un orgasmo, y él podría estarla masturbando a diario aprovechando que seguramente ella estará más sensible pero según cuenta no hace ni intención. Dice medio avergonzada que el sexo es más placentero y más espiritual y lo dice acariciándose la barriga pero eso a mi me da igual, la gustan los tíos.

No encontré el modo de preguntar sutilmente qué hace alguien como ella (que pareciera se ha caído del cielo como los granizos de anoche) hablando de un tipo así, por qué le mete en su cama. Ya lo haré porque eso también me interesa. Me preguntó ella a mi qué estuve haciendo ayer ya que era fiesta en madrid y sinceramente me dio vergüenza contestarla que me habían citado para practicar una felación a un tal Romero y la cita acabó siendo felación y polvo y medio en una zona hasta ahora para mi desconocida en Las Rozas. Mentí procurando hacerla reir.

Para mi desgracia, ella después me estuvo contando con todo lujo de detalles que estuvo junto con el rubio y Tremendo Ser Humano en El piso. Sí. El rubio se la lleva a vivir con él a Monte Carmelo y pasaron el día de fiesta desembalando. El Cuerpo estuvo tomando notas de no se qué de la instalación y yo no sé por qué mientras ella me cuenta yo me los voy imaginando y él porta una camisa blanca, de tirantes, y suda, y sostiene en la mano derecha una lata de cerveza de esa mierda verde que bebe y en la otra tiene un cigarro y ella sentadita en una silla le habla de esto y de lo otro y le ríe.

Ahi es cuando me pido otro vodka pero esta vez sin limón y Natalia interrumpe sus explicaciones para explicarle al rubio al teléfono que no se está acostando con otro, no, que está con Clara y que su bebito ya tiene carrito y quien le compre el triciclo, sí, y le manda besitos y yo miro el reloj sin saber que eso iba a ser lo último que me bebiera. Cuelga.

-perdona Clara, era Este, (...) ¿qué te estaba diciendo?-
-no lo sé, es igual (...) oye, (...) disculpa si es una indiscreción pero ¿y el padre de la criatura, qué pasó?-
-pasó lo que tenía que pasar, y yo solamente lo que quiero es ser feliz (...) como todo el mundo, no? (...) anda!! ya te llegará, ya, tú ahora solo piensas en fiesta y juerga, ¿has estado bebiendo también antes de venir? apuesto a que sí-

A veces se me olvida que no solo yo sé de qué forma girar las conversaciones y entonces pienso que debieran morirse tod@s, no solo los normales, también aquell@s que no ven más allá de sus putos labios, por espléndidos que estos sean. Me muerdo la lengua y negando, la sonrío.

14 comentarios:

brujito dijo...

Que tiene de extraño que un tio quiera una cita contigo y quedar con una amiga para ver carritos de bebe ?

Shan dijo...

Pues a mí me encanta cuando bajo a desayunar y todo el mundo se pide un café con leche y una tostada y a mí me da por una caña y un pincho de tortilla. Te miran raro, sí, pero no deja de ser gracioso (aunque la verdad es que no suelo tomar cerveza nada más levantarme, eh). Eso sí, entiendo que si una persona como nos cuentas que es Natalia te juzga por un detalle así de tonto pueda joderte un poco ¿no? O por lo menos extrañarte.

Anónimo dijo...

Que se mueran los normales. Lo digo yo, que soy subnormal. Besos.

Clara dijo...

Buenas.

Brujito, hablemos de ti que también eres extraño y ¿sabes por qué? porque siempre o casi siempre (que viene a ser lo mismo) dejas las conversaciones a medias.
Y si esto escrito no te parece extraño, pues nada, tú mismo.

Anónimo dijo...

Bueno Clara,

Que te vaya todo muy bonito y que encuentres tu sitio en este mundo.

Cuidat

Clara dijo...

Vaya, pues muchas gracias.
Estoy agotada, no me veo con ánimo ninguno de escribir nada. Ya pasará.

Clara dijo...

Mira chica, tus mamotretos estándar cuentaselos a otros, hay que ser falsa y ruin para utilizar esta estrategia. Para ser de humor no me hiciste ninguna gracia aunque se te da muy bien el cortar y pegar, eso sí.

Anónimo dijo...

¿Para cuando otra entrada? animo clara, escribenos un poco nada más, como estas?

Anónimo dijo...

Hola lady Lilith.
A veces pienso que no volver a verle los labios es una pequeña muerte, así que me refugio en lo que el resto de los normales, en la esperanza de volver a verlos, o de, por lo menos, poder oir lo que tienen que decir... supongo que yo también merecería irme a la mierda, así que creeme... vivir con el silencio de sus labios es mucho peor.. supongo que me lo merezco...

Clara dijo...

Sigo sin estar bien pero todo pasará.

Ren, no voy yo repartiendo justicia precisamente por ahi. Parece como si me negase a hablar contigo y eso no es, cuéntame lo que sea, entiendo que seguirás teniendo mi correo.

Renfield dijo...

Muchas gracias señorita... perdona si me expliqué mal, no me estaba quejando de tí, que ya se que a veces me haces caso.... la verdad es que creo que pensaba en voz alta... porque de algún modo tu post me recordó algo... en todo caso gracias otra vez y a ver si escribes pronto!

Anónimo dijo...

Gracias.

Anónimo dijo...

joder clara, escribe algo cielo. Estas bien?

Clara dijo...

He perdido la puta contraseña para seguir escribiendo y me he hecho un Twitter. Soy Clara y allà soy una puta raya en el mar @Clara12630423.


En qué zorreas