lunes, 7 de julio de 2008

>> Tras la postergación viene.....mmm....el qué viene?

Hoy me dispongo a hablar de Cristóbal que con eso que siempre coge esa misma línea de metro hemos vuelto a encontrarnos y ya van dos veces.

Yo creo que debía tener los quince recién cumplidos o todavía a estrenar, no sé, sé que entonces yo llevaba el pelo como las niñas ahora, brillante, negro, largo, tapándome la espalda, liso, perfecto, con flequillito a juego, si me viese ahora así saldría corriendo pero entonces estaba muy mona yo.

Cristóbal tenía entonces todos los polvos del mundo por echar, una tontería muy grande le rondaba, creo que estaba volviéndose hombre, todavía hablaba raro y te acercabas a él y se ponía color salmón cada vez de un color más intenso y llevaba los ojos pegados yo no sé cómo y te hablaba removiendo en el suelo lo que hubiera.

A mi esto último me encantaba y siempre me hablaba por cualquier estupidez y me era simpático. Tuve consciencia de que estaba enamorado de mi justo el mismo día en que le mandé a la mierda, a mi eran cosas que ni se me habían pasado por la cabeza pero acabó ocurriendo todo el mismo día.

La más puta de la zona, y no era yo, una tarde en la que él aparentaba ser más hombre que nunca se le llevó a dar una vuelta. Desde entonces él tomó más soltura conmigo pero sus gracias ya no tenían gracia, se empezó a convertir en un gilipollas, me daba cierta lástima aparte que yo ya sabía que la zorra esa le iba a dejar tirado.

Le vi dos años después de aquello y volvió de nuevo a remover las chinas del suelo, le di un cigarro que por no cogerlo bien se le cayó al suelo, la misma cara de salmón crudo y flash de sus ojos pegados verdes en los míos.

No habíamos vuelto a vernos desde aquello. Ahora tenía más espalda, más piernas, más guapo y más barba. Los ojos pegados de siempre y un tono de voz de lo más sosegado y agradable, me preguntó a qué me dedicaba y me hizo volver en mi de adónde me dirigía y la ropa que yo llevaba puesta y me quedé en blanco.

Hablamos en lo que transcurrieron dos o tres estaciones de metro de no sé el qué, volvi en mi de nuevo y le solté a bocajarro mi vida laboral. Fue entonces cuando dejó de alternar la mirada entre el barrote al que yo iba sujeta y mi boca para dejar paso a sus ojos sobre los míos. También me miró el guacamayo de su izquierda pero no me importa. Se bajó en Príncipe de Vergara y antes que se cerrasen las puertas me indicó que siempre hacía ese trayecto todos los días sin excepción, que ojala nos viésemos.

Sí, bueno, hay que ser un poco idiota para hablarme en esos términos pero no sé, madrid tiene esto, te encuentras a quien menos te lo esperas y puede pasar cualquier cosa. El caso es que esta tarde nos hemos encontrado de nuevo, mismo sitio y misma hora. Me ha mirado y me ha puesto cara de ¡hostia, no quiero preguntarte por el trabajo, entonces de qué te hablo!

Se lo adivino en la forma y porque sé que siempre piensa más de lo que dice por lo que me adelanto y tras saludarlo le pregunto si se ha casado y tiene críos o qué es de su vida. Se queda como asombrado y sin mucho ánimo me explica que el trabajo le lleva muchas obligaciones y que ahora no es posible mantener una relación con alguien. A mi su explicación me resulta estúpida pero asiento con la cabeza y no le digo nada.

Estaría bien que se acogiese a mis servicios, gratis no se lo voy a hacer, me pide mi teléfono y me cuenta que saldrá de madrid pero a su regreso me llama seguro y nos tomamos algo. Y yo entonces me hago alguna que otra pregunta, si este pudiera ser un sustituto decente de Héctor y si se va a atrever a explicarme que estuvo tontito conmigo durante aquel tiempo y pasé de él. Tengo yo curiosidad.

5 comentarios:

W. Somerset dijo...

Si lanzas algo al mar y las olas lo traen de vuelta, merecen al menos una oportunidad. Si crees que algo quedó por concluir con esa persona, hazlo. Y gratis, por el amor de dios.

Yo acabo de llegar a casa y tú acabas de publicar esto. Me chiflan las coincidencias.

mmmmuac!

brujito dijo...

Cualquier mierda te vale para hacerte una paja mental. (sin puntos suspensivos)

Clara dijo...

SOMERSET. No sé qué ni cómo haré, es todo algo extraño.

BRUJITO. Me vale, sí, me vale.

Southmac dijo...

Puede ser una historia bonita.

La casualidad tejiendo sus redes. Suena de puta madre.

Deja que la casualidad siga jodiendo consigo misma hasta pillarle el punto. El juego de la vida es como el juego de las palabras, ilimitado.

La Puntita del Tacón dijo...

continuará?


En qué zorreas