miércoles, 6 de agosto de 2008

si me necesitas. llama



[Me llevé la cámara que robé, sí. Javier me habla del zoom y su puta madre y me dice que yo no me entero pero hice unas fotos cojonudas. Esa de la foto soy yo, me la hizo él y así pasa. Pero es muy chula para subirla aquí.]
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No sé lo que se siente al tener un orgasmo en una isla ya sea o no desierta.

Lo que sí que he aprendido es a maldecir el tener que levantarme y trabajar a las ocho de la mañana. En una cala por ahí perdida en el norte de la isla, si no recuerdo mal cerca de Sant Miguel de Belasant o yo no se el qué, por allí, le tuve, a este, a Javier, desnudo, a un metro de distancia con mi esterilla, cabeza arriba. Ridiculez extrema. Para no olvidarlo nunca, prefiero no concentrarme. Después era yo quien le veía los huevos de nuevo, en el apartamento, y quien le echaba la crema, vaya.

Pero en cuestión de orgasmos este hombre es tan simple como aparenta y con su bolígrafo del santander me lo he pasado haciendo sudokus porque de los polvos aunque bastantes, no he sacado ni recuerdo.
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Si, vale, he vuelto de Ibiza y ya me estoy pelando. Pero aparte de cambiar de piel, no me ha cambiado así trascendentalmente ningún pensamiento. Y es por lo que sigo con la certeza de no volver a escribir. Leer sí, leer voy a leer porque es bueno leer y hay que leer pero creo que ya está bien, ya no voy a escribir aqui más, no tengo nada bueno que decir: estoy jodida.
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Que vaya bien.
Gracias.


En qué zorreas