martes, 30 de octubre de 2007

Cambio de cafetería

Ayer lunes estuve con Héctor en el hotelito del que me habló en Méndez Alvaro. Ya de noche cerrada me hizo salir al balcón, hacía frío, pero contemplar todo vallecas desde allí valía la pena. Hube de pasar allí la noche con él y terminamos esta mañana desayunando en la cafetería La Playa. Una vez dentro del bar me topé con los ojos interrogantes de Guillermo tras la barra.

Hay ratos en los que me siento muy puta y es un estado que no me desagrada, hoy me he encontrado así como nunca y No por anoche a pesar de que Héctor sigue renovado y me lo hizo muy rico una primera vez ya en el hotel y también me lo hizo bien durante la noche cargando de calificativos mis oídos pero Sí hoy mientras estábamos en la cafetería, la mano de Héctor buscando mi entrepierna y Guillermo ayudándole con los ojos.

Héctor me comentaba que me llamará un día de estos de nuevo y que anoche estuve gloriosa, que me ve una y otra vez cabalgándole. Ni este camarero ni ningún otro puede estropearme esta situación, voy a plantearle el cambiar de cafetería. Su difunta sigue sin dar señales de vida como muerta que está y esto me parece estupendo. Sigue en plan posesivo, me preguntó en repetidas ocasiones dónde me he metido estos días, aseguraba haberme llamado y lo se. Tras terminarse su café con leche se marchó para casa dejándome leyendo el periódico.

Antes de marcharme pasé al baño, al salir, me esperaba Guillermo, impidiéndome el paso

-necesito verte- sentenció serio y a la vez, apurado
-ya me estás viendo - le contesté divertida

No pareció hacerle gracia, le miré interrogante.

-¿tienes prisa?-

Negué con la cabeza. Miró alrededor.

Sonreí, se mantenía pegado a mi, me dio un pequeño mordisco en la barbilla y me hizo pasar de nuevo dentro. Desabrochó su pantalón cogiéndome la cintura, me susurró al oído cuánto tenía que pagarme, le hice callar. Volvió a sorprenderme la maestría con la que encuentra cómo apartarme el tanga, lo hizo, agachándose a su vez dándome pequeños lametazos, y con sus manos en mi pecho. Le incorporé quedando frente a frente uniendo las respiraciones.

-no me gusta pensar que vienes de hacértelo con ese tío, -¿siempre te deja satisfecha?-

-¿me vas a dejar satisfecha tú?-

Comencé a impacientarme, introducía su punta caliente y húmeda y la retiraba de nuevo con una frialdad que me martirizaba. Hizo esto repetidas veces, me molesté apartándolo y noté, mientras me hablaba de quedar otro día, cierto aire de chulería que no me agrada y se lo hice saber.
Al salir tuve la certeza de que su compañero sabía qué había estado pasando dentro y fue ahi cuando decidí en firme no volver por esa cafetería, solo queda decírselo a Héctor.

lunes, 29 de octubre de 2007

Hoy es diferente

Mi cita del viernes es una guarrería, estuve con una especie de pervertido con unos ojos preciosos. Hacía ya años que no me encontraba en un botellón, estuvimos en unos portales por la calle Fuencarral y terminamos moviéndonos por malasaña. Compraron una botella de vodka para mi sola, la cosa consistía en aparentar mi apareamiento con Jorge delante de sus supuestos amigos, a los diez minutos me di cuenta que me confundí al elegir esta cita, este no era más que un imbécil que vacilaba a los amigos de los polvos que no echa. Y ellos, que tampoco deben follar mucho, se lamentaban de su suerte y brindaban por la buena de su amigo. Toda una estampa, vamos. Y sus ojos, preciosos.
.
Me metía mano en cada conversación, me lo hizo con los ojos varias veces a lo largo de la noche que en realidad no creo que fuese más allá de dos-tres horas, el vodka entraba y salía en su punto exacto de mi ebullición, en una de mis idas al baño se vino conmigo, aún debía entrar una chica, delante, reimos, no se de qué, se pegó a mi, y yo a la pared, me susurró que quería hacérmelo ya. Rei de nuevo. Apuré el vodka que llevaba, le sugerí me pidiera otro y volviera, me miró, miró la puerta del baño y volvió a mirarme, y salió sin decir más tropezándose con otra chica que justo entraba. Me giré hacia la chica que me precedía, le pregunté divertida,

-oye, ¿tú crees que este es virgen?

Me miró como quien mira a un loco.

-yo paso ... estás muy puesta-

Me giré al espejo, todo estaba bien, tenía la misma cara de zorra que siempre, de nuevo la volví,

-no lo sabes muy bien-

Cuando Jorge volvió con el vodka ella ya estaba dentro. Me hizo girarme con él y mirar ambos el espejo

-esta noche vamos a pasarlo bien ¿eh? -

Me acerqué al espejo con él y mirándolo le solté

-¿tú te has metido algo?

Me miró como quien mira la puesta de sol

-no me meto coca desde hace más de dos meses, estoy de puta pena pero hoy es diferente-

Me miré de nuevo en el espejo. Hoy es diferente: una paranoia. De pronto, la cara de la chica frente a mi, ya sale, vuelve a mirarme como quien mira a un loco y siento la lengua de Jorge en mi boca y su mano amenazando mi camisa, paso dentro sin desprenderme de él que me sigue encendido. Se ofrece muy caliente y me gusta, cierra, cojo su cinturón con ambas manos, lo desabrocho, se pega a la pared sin rozarme como entregado, mientras no deja en un solo momento de besarme, me sigue gustando, me deja hacer, él me tiene cogidos los pechos mordiéndome el labio y mirándome como quien mira una puesta de sol me dice

-déjame que te la meta-

Le beso y de nuevo me muerde y de nuevo le beso, se ayuda de una mano, no puede, de otra, tampoco, me sigue gustando, le ayudo, yo misma le llevo dentro, pero no, tiene la polla totalmente flácida enfundada en un condón que insistió en ponerse.

-no puedo ... no puedo ... es que he bebido mucho, por eso me pasa esto-

Le beso, le beso y se aprieta a mi y me muerde de nuevo. Seguimos tomando copas en otros sitios que ni recuerdo, nos despedimos de esa gente en el dos de mayo, seguimos andando, me dijo entonces que lo que realmente quería es que se la chupara, eso no estaba acordado, me hizo gracia

-hoy es diferente, hoy tocaba otra cosa- así mismo le solté

Y me miró muy así y entonces pensé que no me importaría encontrarme de nuevo con semejante imbécil pero tan simpático. No entiendo por qué un tío no reconoce que es virgen, me niego a creer que le pasase eso por haber bebido, me inclino a pensar que era virgen, o ese día era realmente diferente tal y como dijo y no me enteré de nada, pero hacía años que no estaba en un botellón y que no me mordían el labio de una forma tan así. Ayer domingo también estuve zorreando por el centro pero no me apetece nada escribir y tengo que depilarme.

sábado, 27 de octubre de 2007

La red

Hoy estuve pensando de nuevo en la posibilidad de coger clientes también a través del blog pero he vuelto a decidir que mejor no. La gente se obsesiona o tiende a obsesionarse con las cosas y aquí hablo demasiado, es mejor no entrar en eso o al menos por el momento, tiempo hay de sobra para cambiar de opinión o lo que haga falta.

Justo ayer, "anonimo"pues sabe que no es único en la vida, pidió contactar conmigo, dudé, pensé, volví a dudar y finalmente accedí dejando mi email visible, esto será menos molesto que los bombardeos al móvil y a la vez me cuesta trabajo comprender que hay gente que aun quedando frente a la pantalla, del otro lado, les de vergüenza hablar o decir, es así y es curioso.

También he visto que la gente escribe de unas cosas bien raras y que frente a la pantalla pasa el tiempo rápido, muy rápido y no me doy cuenta que son casi las seis y he quedado a las ocho y tengo que ducharme.

jueves, 25 de octubre de 2007

Cocktail

De mi cita en Atocha no me apetece escribir. Me requería para presentarme con él en un cocktail por ventas, se trataba del gerente de una inmobiliaria, debía mostrarme cariñosa con él y tratar de cerca a la directora de marketing. Trataron de cosas que ni recuerdo ni me interesan, me aburrí bastante, esa es la verdad.

Él, Eduardo, no me gustó. Les vende una vida estupenda en la que yo formo parte, a su lado, dejándome ante los demás como una estúpida sumisa. La directora de marketing le odia tanto o más que yo, está perdiendo el tiempo con ella, que se joda. Salimos pronto de allí, apenas ella se había marchado.

Me sugirió echar un polvo en el coche una vez llegamos a recogerlo, le indiqué que primero me pagase, sacó la cartera y contó el dinero, lo cogí, lo conté de nuevo y le devolví la parte correspondiente diciéndole que me largaba. No se lo podía creer, se negaba, me agarró el brazo, me solté bruscamente y sin decir más salí del coche dando un portazo. Puedo permitirme este tipo de cosas cuando se da el caso aunque fue ya lloviendo cuando recordé el abrigo del Corte Inglés aunque no me arrepiento.

lunes, 22 de octubre de 2007

Novela en el centro

aclaracion nº 7

Estuve el sábado en un barrio que apenas conozco, Argüelles. Me había citado a las dieciseis.h, llegué un ratito antes por lo que me metí en el corte inglés de la calle Princesa. Encontré un abrigo precioso, de cuero negro que he de conseguir de la forma que sea, es carísimo.

Había quedado con un tio que dice ser escritor, me explicó previamente por teléfono que para su novela necesita narrar un polvo con una chica de mi clase y que no optó por un club pues tiene cierto pudor y no quisiera encontrarse con algún conocido, yo no precisaba de indumentaria concreta y esto era un alivio, últimamente no soy Clara. Me recibió muy cortésmente en la puerta y me hizo pasar a una sala enorme en la que todo estaba como cabía esperar, muy desordenado. La gente que lee tiene el mundo en la cabeza. Me habló de lo adecuado de mis honorarios pues nadie está para perder el tiempo y me hizo firmar a su entrega un recibo que dijo entregaría a su editor para recobrarlo como gastos de investigación.

Mientras se acomodaba frente a mi en el único sillón de la sala me comunicó que la novela comenzaría cuando yo me quedase completamente desnuda. Yo le escuchaba atenta, fantaseé con mi educador del instituto al que me recordaba él por momentos, parecía el señor de la moral con su base y su fundamento.

Comencé a follármelo con los ojos mientras él divagaba sobre la conveniencia o no de que pasásemos a una habitación. En una ojeada contemplé lo señorial de la sala, me gustó mayormente el acabado del techo de escayola. No me resultaba del todo atractivo pero encontraba morbosa la situación, me hizo saber que no tuviera ningún reparo en aportarle ideas de parecerme conveniente, se levantó avanzando hasta una de las mesas y regresó con bolígrafo y carpeta. Se sentó de nuevo proponiéndome beber algo, al retirarse para ir a por los vasos sugirió que fuese quitándome la ropa. A su regreso yo estaba completamente desnuda en la misma silla en la que me había dejado. Me acercó mi vodka y retiré sutilmente una gota que resbaló del vaso a mi pecho de forma que tuve sus ojos en mi índice.

-A Gabriel esto que haces le da mucho juego - me espetó
-¿quien es Gabriel?
-el personaje de la novela, te acuestas con él, nunca ha estado con una de vosotras.
-¿y usted, usted ha estado?

Sabía de antemano que no. Al saber que él, como autor, no pensaba tomar parte me hizo interesarme aún más por él. Comentó lo precipitado de mi desnudez preguntándome el motivo a lo cual contesté que solo lo hacía así con los que me gustaban. Pidió me quedase en ropa interior. Eso hice. Me indagó acerca de cómo me percataba de la virginidad de un cliente si este no me decía nada al respecto, le expliqué gustosa y que esos para mi eran clientes especiales, que los trataba con mayor delicadeza pues despertaban en mi pena y ternura al mismo tiempo.

Me apliqué en explicarle las diferencias entre una puta y mi profesión y acto seguido tomó unas notas en completo silencio. Me habló de los riesgos existentes en cuanto a seguridad e integridad física y yo le relativizaba cada uno de sus apuntes con una soltura asombrosa. Me hizo hablar del spray que siempre llevo en el bolso, de mis cambios de nº de móvil, de mi indiferencia total ante según qué tipo de muerte, de mi reconocimiento como mujer estéril con tan solo quince años, de mi familia me negué a hablar, le indiqué que para el guión no creo que fuese imprescindible.

Se llegó a sentir algo incómodo después que me hizo enumerar de una forma no concreta las solicitudes de algunos clientes, pude notárselo y eso me gustaba mucho. Él no era capaz de concebir el verme envuelta en según qué situaciones. No comprendía, por ejemplo, el que dos2 amigos de esta ciudad opten con cierta frecuencia por contratarme, decía encontrar más lógico el que cada uno de ellos pasase la noche con dos chicas, tuve que pasar a hablarle de variopintas fantasías, tema que le hizo levantarse y traer más alcohol y sacarse la americana tirándola sobre la mesa. Me preguntó sobre mis sentimientos cuando el cliente me resultase repulsivo contestándole con otra pregunta

-¿acaso crees que me acuesto con cualquiera? hay quien se chupa ocho horas diarias en una oficina o catorce sirviendo copas a unos sesenta hijos de puta que no quieren ligar con ellas y yo me chupo dos pollas en una tarde y gano más que ellas en veinte días, a mi no me folla nadie que yo no quiera, soy la jefa de todo esto.-

Y entonces dijo cosas preciosas del amor y del mismo deseo. Me hizo sacarme el tanguita, pidió que me masturbara y le fuese diciendo lo que pensara, en voz alta. Fue entonces cuando le pedí que soltara su carpeta despacio, muy despacio sobre la mesa y que bebiera el resto de whisky de su copa, que me ponía muy caliente el verle tan frío conmigo, que quisiera arrancarle la camisa y que me mordiera la barbilla. Comencé de este modo a mojarme mientras seguía haciéndome un solo espléndido y tenía de nuevo sus ojos en mi índice el cual me llevé a la boca.

Había salido todo perfecto, me lo había puesto fácil y ahí le tenía delante de mi sacándose el pantalón con sus ojos fijos en mi, que le esperaba. Ya desnudo bebió a tragos el resto de su whisky y comenzó a pajearse al mismo tiempo. A mi me tenía totalmente empapada. Se me acercó y ambos fuimos intercambiando jadeos hasta que él se retiró llenando la alfombra de lefa. Es de los que se rinden en un primer asalto.

Salí de alli completamente aturdida y medio borracha también, me fui en metro al Bar la Playa en busca de Guillermo pero no lo encontré, tenía el día libre. Apagué el móvil y al llegar a casa me hice otro dedo en la ducha pensando en qué me encontraré mañana que he quedado con alguien en una parada de autobús en la calle Santa María de la Cabeza, pegadito con Atocha.

sábado, 20 de octubre de 2007

con Erre

El otro día se me ocurrió hacer aquí y ya lo hice un apartado en el menú con vínculos de las personas que son o han sido una constante en mis idas y venidas, dejando de este modo registro de su procedencia para conmigo. De ser así las cosas, no cabe otra alternativa que hacer un espacio a la persona pseudónima, ya para siempre, Renfield.

El caso es que no tenía yo pensado conocer a nadie por aquí pero creo que como gato que es, llega, y si le gusta, se queda. Y vino para quedarse. Y al quedarse se le debe hacer su propio espacio, que es este, vinculando mis menciones posteriores de él hacia esta entrada, que dejo justo aquí pues compruebo que fue en estas fechas cuando se hizo presente, octubre.

Espero que si falto Renfield por sí solo sea capaz de hacerle decir a yahoo que me he muerto, o al mismísimo google, supongo que algún rato me echaría de menos, los gatos tienen memoria, tú tiras un gato desde una altura considerable, lo tiras abajo y el gato antes de caer ya le dio tiempo de un respingo a caer, de uñas, clavándolas en el asfalto, saben mucho los gatos. Tiene la Re en clave universal, así ve el mundo, y tan pronto está en un sitio como en otro, no sé. El caso es que una relación con un pseudónimo está muy bien, por el momento no llegamos a las manos.

Se me complica el escribir de alguien a sabiendas que luego puede leerlo, no quiero movidas, pero tengo que decir que desde el principio me gustaron sus formas, siendo esto un eufemismo, me río mucho, me ha dejado extractos por aquí y por allí por lo que es probable que le evoque o recurra a él (antes he comprobado que ya le hice mención anteriormente) como Gente que es ya. Puede también que como activo del movimiento que es prefiera que se le vincule, Clara mediante, a su propio espacio aquí en la red, cosa que ahora públicamente acepto si así lo pide y aquí queda dicho.

Con frecuencia, esto de entrar aquí al blog viene a significar pasar un rato con Renfield y entonces pueden ocurrir cosas como por ejemplo hace unos días, el hachís se lleva lo nítido pero recuerdo que Jesús llegó muy puntual y yo justo terminaba de escribir aquí, él entró al salón preguntándome amigable qué estaba haciendo y yo cambié de pantalla y me puse a jugar con la flechita del ratón entre la página principal de El País porque aún no sé si le pone cachondo o celoso el imaginarme con otros, y con quien yo estaba era con Renfield. El caso es que me aburro y me paso un par de horas aquí casi todos los días y por coherencia Renfield se me presenta persona y también por esto debía incluirle ya que viene siendo parte de mis días.

viernes, 19 de octubre de 2007

Bautizo de vodka

Para esta tarde y parte de su noche ya había quedado para asistir a un bautizo acompañando a un separado. Dijo que sabía de mi por un compañero de trabajo, no quiso darme más detalles y se lo agradecí. Mientras charlábamos mi intuición me dijo que tenía al otro lado a un putero de los de carretera, madrileño de toda la vida, le imaginé madridista y feo. Según me contó todo iba a ser fácil, me lleva para joder a su exmujer que tiene otro hombre desde que se tomaron un descanso.

Dijo que yo debía ser el centro de atención de la ceremonia y que debía quererlo mucho, acepté. El bautizo cristiano era a su sobrino, su exmujer asistía por ser íntima amiga de la hermana de él que se llama Juan. No controlaba estos precios, me preguntó 100€ por debajo de la cifra en la que yo pensaba, jugueteé y acabé estafándole, lo cerré en 500€.

Tal y como me dijo asistí metida en un vestido negro, dejando al descubierto por completo mi espalda, libre de sujetador que dijo que eso le excitaba. Me recogió a un par de paradas de metro de mi casa y lo primero que exclamó como buen castizo al verme fue

-joder, le vas a poner cachondo al mismo cura-

Me dio un par de besos bien dados y tras subir al taxi en el que él venía me explicó los nombres de su familia que yo debía memorizar y algunos detalles. A mi intuición le faltó precisar que además tendría barba y unos diez kilos de sobrepeso. Al llegar el taxi nos dejó a la misma puerta de la iglesia. Me metí enseguida en mi papel de novia ilusionada y con varia gente con la que hablé alabé las flores del altar de la parroquia citando que no hacía mucho Juan me había regalado un ramo igual salvo que de color más pálido.

Me presentó a su ex de forma muy amigable, a ella que la asemejo a la hija de Laura Valenzuela pero sin tetas le hablé alabándole su manicura al igual que hice con sus pendientes los cuales califiqué de divinos asegurándome de este modo su mirada y seguimiento para el resto del evento. Cuando esto era así, es decir, de forma frecuente, Juan y yo nos dedicábamos a tocarnos mutuamente y creo que siempre, a cada ocasión, él deslizaba un brazo por mi espalda de forma que tocaban el piano sus dedos en el perfil de mi pecho endureciéndome los pezones. Yo se lo hacía saber señalándoselo pretendiendo celar a la pija y creo que funcionó.

Tras el bautismo, breve, entramos en un bar para celebrarlo. Me tocó hacer de futura buena tía sosteniendo por un rato a la criatura en mis brazos. Un vodka continuó a otro y así y yo reía las gracias de un primo hermano, comentaba los possit con cariñitos que Juan me dejaba en ocasiones en el frigorífico y paralicé a todos al confesar que quería ser madre antes de 2009, que íbamos a ir a por ello. Algunas cosas no tienen precio. Me familiaricé con mi pecho como teclado y comencé a preguntarme cuándo nos largaríamos de allí, quería divertirme. Acompañé a mi cuñada al baño siguiéndonos Juan hasta la misma puerta haciéndome un aparte

-está saliendo todo perfecto, en media hora nos vamos-

Así fue. Él lo tenía todo calculado, convenció a su hermana que nosotros pasaríamos por su casa a recoger maletas de ella y el marido y que él mismo se encargaba luego de traérselas. Le entregó confiada un juego de llaves y guiñándome un ojo salimos en busca de taxi. De nuevo, sus felicitaciones, el trayecto no fue largo, dejó propina al taxista y entramos en el portal. Dos pisos, sin ascensor. Me hizo subir rápido sin reparar en mis tacones, abrió a la primera la puerta invitándome a pasar primero y cerró la puerta tras de sí.

Me pidió que me acercara mientras se desabrochaba los botones de su camisa. Me desnudó él quedando a mi espalda tras bajarme la cremallera del vestido, cayendo este al suelo al retirar de mis hombros los tirantes. Me hizo girarme pegándome a él que no tardó un segundo en caer sobre mis tetas, mordiéndome los pezones. No me dio ni un solo beso en la boca, se quedó desnudo y en tan solo unos pasos estábamos junto a la mesa del comedor, me hizo sentarme en ella y abrirme de piernas, y hábilmente con una mano apartó mi tanguita y comenzó a masturbarme ayudándose de sus dedos de pianista.

Aguantó lo suyo como un campeón corriéndose con la respiración fuera de sí, agotado y sin dejar de pellizcarme los pezones. Me pagó antes de salir del piso diciendo que puede que volvamos a vernos, conté los billetes y esta vez sí, procedí a grabar su nº de móvil en mi aparato, merecía la pena.

jueves, 18 de octubre de 2007

Subnormal

He estado durante todo el día de ayer con el móvil desconectado, con un dolor de cabeza de nuevo horrible y no me gusta que me vean así. Nunca grabo los nº de los clientes en el móvil para no pensar en ellos, alguno inevitablemente ya me lo se, me ha llamado Héctor unas cuatro veces.
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Cargué la batería esta mañana y antes de comer recibí una llamada de Arturo, padre, me proponía vernos en El Retiro, en un par de horas, le digo la verdad, que me es imposible, que ya tengo planes, esto parece molestarle y de mala manera me indica que lo cancele, que él me lo paga. Me causa gracia y esto parece molestarle aún más.
De forma grosera me dice que tiene que ser hoy, comienza a cargarme, dudo si colgarle el teléfono, respiro, insisto que hoy me es imposible que no siga, insinúa si he quedado con su hijo

-no mezcles las cosas, pensar en eso no debe ser sano-
-¿y qué sabe una zorra de sanidad? has quedado con él, mala puta.

Chulo no he tenido en mi vida profesional porque yo soy más chula que un ocho, pero como esto es una evidencia me limito a decirle la verdad sobre los hechos

-¿mala puta? entonces ¿cómo denominas a tu mujer si pierdes el culo por venirte conmigo? metete tu dinero por el culo o que te lo meta Arturito que entiende del tema - y a continuación cuelgo.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Reencuentro

Héctor ha regresado más vital, más cachondo que otras veces. Salió a recibirme a la puerta, me dirigí a su habitación primero, como siempre, y mientras recogía mis honorarios ya lo tenía a mi espalda, sacando la camisa de mi falda, besándome el cuello.

-ayer me hice una paja en tu honor, en el balcón del hotel, tengo que llevarte otro día - me susurró al oido.

Lo imaginé con los pantalones bajados, tocándose, Madrid abajo mirando y me dio pena. Regresaba también más posesivo, tras correrse y regresar del baño me anduvo preguntando dónde estuve el día anterior, no le doy nunca explicaciones pero tanta pregunta me agobia, pudo notarlo. Regresaba quedando ausente su difunta, Belén, al menos por el momento y esto es de agradecer.
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Me extrañaba tanta prisa por verme y que quedase satisfecho con una, aunque brillante, mamada. Al rato, tras cenar algo, me dio a entender que seguía con ganas. Me llamaba por mi nombre, cosa nueva también puesto que siempre terminaba apareciendo su esposa o bien sus fantasías de hacérselo a la chacha, a la peluquera de la esquina o alguna otra. Volvía con ganas de mi y debía aprovecharlo: sigue siendo el cliente más asiduo y el mejor pagador.
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No acostumbro a hacerlo pero esta vez le ayudé a quitar los restos de su cena. Coloqué con cuidado las tazas en el lavavajillas y allí en silencio, en la cocina, comenzó de nuevo a meterme mano. Me preguntó al oido cuánto tiempo hacía que no me follaba en la cocina, yo no supe qué decir y me dio la risa, esto pareció excitarle aún más y desprendió los botones de mi camisa de un tirón dejando al descubierto mi sujetador, lo retiró con habilidad mientras me acorraló frente a la encimera, se detuvo un momento antes de sacarme el tanguita que él mismo ha pagado, se llevó una mano a mi vagina probando mi humedad y mientras una de sus manos sujetando fuertemente mi barbilla de forma que me obligaba a mirarlo mientras él me follaba con los ojos encendidos.

martes, 16 de octubre de 2007

Me gusta el fútbol II

El médico no folla. Se define homosexual. Quiere llamar la atención pretendiendo dar celos a Motta a quien parece querer o eso me cuenta. Me lo dice mientras esperamos la entrega del coche de alquiler. Me cuenta que soy la mujer más atractiva que ha encontrado en la red, recogeríamos al jugador en su hotel puesto que aún no ha encontrado casa en la ciudad. Le pregunto por Andrés entrando en el paseo de la Castellana.

-¿te gusta Andrés, Andrés Iniesta? - me pregunta asombrado.

-debes decirle que sé que ganará el balón de oro.

-Andrés es estupendo, un buen chaval, pero tiene aún veintitrés años, creo que sale con una chica, hablamos poco esa es la verdad aunque es muy buen chico, ¿qué le dirías al verlo?

Le digo que quiero que sea feliz para que lo refleje en el campo que me encanta su juego, no conozco su vida, me da alegría verle jugar, es maravilloso. Le asombra de nuevo mis conocimientos del deporte y finalmente me cuenta

-estaremos en Madrid dentro de poco, nos vemos, me vas a ser de mucha ayuda y yo puedo ayudarte a conocerlo, no hay problema.

Con la emoción me lanzo y le planto un beso en la mejilla, voy a ver al Barça sin tener que acostarme con nadie, llega todo esto con la delicadeza de Iniesta, no podía ser de otra manera, comienzo a ver al médico de otra manera distinta, me intereso por su situación tratando de servirle realmente de ayuda. Recogemos a Motta pero ya desde un principio vi que no había nada que hacer, no dejaba de mirarme el pecho y sé que hablaron de mi cuando me retiré al baño, supe que el médico está tirando el dinero pues no conseguirá lo que pretende pero la suerte me sonríe, ambos están encantados conmigo.

lunes, 15 de octubre de 2007

Me gusta el fútbol I

He vuelto a saber de Héctor. Si yo tuviera más tiempo para pensar podría haberlo sospechado, ha conocido a otra más zorra que yo, no le ha durado la ilusión ni quince días, al ver que ella no tiene mi clase la ha dejado de ver. Me ha llamado esta tarde, tiene prisa por verme, esta vez no tiene regalo, dice que no hay como estar con otra mujer para darse cuenta lo maravillosa que soy. Le digo que esto debiera darlo por hecho antes de probar.

Pide vernos esta misma noche, quiere llevarme a un hotel en Méndez Alvaro, que me va a gustar ver Madrid desde el balcón de la habitación. Lo postergo para mañana, esta noche ya he quedado. Por nada del mundo cambiaría los planes de esta noche, debo estar a las 21'30h en Barajas, acompaño a un médico del FC Barcelona, íntimo amigo de Thiago Motta que fichó este verano por el Atlético. Me lo quiero follar, maravillarlo y preguntarle por Andrés Iniesta: exquisitez.

Si es buena gente nos entenderemos bien, se la chuparé como nadie lo ha hecho en toda Barcelona y conseguiré entrada para próximo partido en Madrid porque quiero ver a Andrés, de cerca. aclaración nº 5 - 3ª. Otra de mis ilusiones es quedar con un madridista, avisar a la prensa rosa y que al día siguiente las imágenes las alcance a ver su mujer. Aún no he tenido esa suerte, podría también, por qué no, morderle la polla pero esto sé que no me atrevo a hacerlo. Para reconocerlo me ha hecho llegar por email una foto, tiene cara de médico de cabecera y gafas, no me gusta nada.

aclaración nº 7

sábado, 6 de octubre de 2007

salir, beber, el rollo de siempre

[convendría leer antes Compañeras en La Latina]

Me gusta salir de copas con Sandra, siempre acaba pasando algo. Nos entendemos, le gusta provocar y lo consigue, me guiña un ojo mientras me comenta bajito que ya ha elegido. Sonrío, es un chico muy mono, se encuentra justo enfrente de nosotras, no la quita la vista de encima. Observo mi alrededor, me llama la atención un chico moreno, debe tener mi edad, cuerpo escultural, cuando le miro aparta su mirada, bebe de su vaso, conversa con el amigo.

Al momento, más de lo mismo, sonrío a su amigo que también me observa, cuchichean, vuelvo a mirarlo, me aseguro que saldré de allí con él. Al cabo de un rato ambas nos encontramos hablando con los respectivos, todo va según lo previsto. Seguimos bebiendo, Sandra está eufórica, no para de hablar y beber, consigo a duras penas seguirles el ritmo y ya no consigo continuar enumerando los vodkas que me estoy bebiendo. Rafa, mi moreno, me propone continuar la juerga en otro local del barrio cuando este le cierren, acepto, me habla de un sitio que conozco bien, la conversación es fluida y mientras charlamos puedo ver como Sandra le come la boca al suyo, cómo este la propone salir fuera y se disponen a marcharse.

El chico comienza a aburrirme pero me gusta, cuando le hablo me mira la boca. Deduzco que se trata de su forma de ligar, ha de darme a entender que es un buen chico, que está terminando sus estudios de informática y que le trata muy bien la vida, me pregunta si tengo novio,

-¿y cómo una chica tan guapa no quiere tener pareja? porque deduzco que no quieres estar con nadie, de lo contrario, pretendientes no creo que te falten.

No es la primera vez ni la última que me dicen algo así, de ahi que su conversación no me aporte absolutamente nada, su amigo, más listo que él, decide marcharse, sabe que está sobrando, le cuenta que entrará en un local de la misma calle, que espera que esté aún abierto, que ya se ven el domingo que juega el Getafe partido de la copa de la uefa. Al rato nosotros también salimos, me dice que por qué no vamos a dar una vuelta, yo acepto pensando a la vez el por qué no nos hemos ido una hora antes.

No hace frío, me pregunta dónde quiero ir, le digo directamente que quiero echar un polvo, me mira y se ríe, se lo repito, carraspea y me dice que ha traído el coche que lo tiene más abajo que bajemos andando, caminamos mientras me habla del precio de la gasolina y al momento se para frente a un ford fiesta azul, me atrae hacia él, me besa, recuerdo las palabras de Sandra "quiero desvirgar" y sonrío pues yo no voy a tener la misma suerte. Con el mando a distancia abre el coche y sin dejar de besarme abre la puerta de atrás, me indica que entre, lo hago. Cierra bajando el seguro mientras de nuevo su lengua está en mi boca, besa por costumbre, acelerado, rápido, mal.

Se saca la chaqueta tirándola en el asiento delantero, procede a desabrochar mis botones, con una mano me sostiene la barbilla como para llevar el ritmo de los besos que no sabe dar y por el otro ya me ha abierto la camisa y me acaricia el pecho, con prisas. Saca un condón, se lo quito de las manos, le explico el cuento de la píldora que no tomo y lo que acontece después tampoco merece la pena explicarlo.

Como es un buen chico, me acercó en coche a mi barrio, dejándome según yo misma le pedi, a dos calles de mi casa, me hizo prometer que me acercaré de nuevo a ese bar y volveremos a encontrarnos, no creo que lo haga, no ha sido para tanto. Al llegar a casa, Sandra aún no había regresado. Me fumé un cigarro y tras ducharme me fui a la cama.

jueves, 4 de octubre de 2007

Compañeras en La Latina

[convendría leer antes Sin noticias]

Tomamos un par de copas en el centro de la ciudad. Sandra siempre sintió especial debilidad por el edificio de Bellas Artes, pasamos por él y se hace una foto en la fachada, provocando. Vamos caminando dando un paseo hasta el parque El Retiro, me recuerda cómo años atrás en una de esas aceras una noche nos contrataron a ambas y terminamos la noche en la calle Alcalá, en un piso inmenso, en una orgía tremenda con un empresario y sus amigos. Reímos.
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Me cuenta que ella también tiene un Guillermo en su vida, que lleva viéndose con él varios meses y que este quiere que deje la calle y se vaya a vivir con él pero el solo hecho de pensarlo la agobia. Me explica que si tuviera que follar con él en plan familiar ya por costumbre perdería todo el encanto. Me cuenta que desde Santander viaja constantemente a Mónaco, casi todas las semanas toma un vuelo porque allí tiene un cliente exquisito que la paga muy bien y la folla mejor.
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En el Retiro tomamos otra copa en una de las terrazas; como siempre, nos vamos sin pagar al primer descuido del camarero. Cogemos el metro para ir a mi casa pero en el trayecto Sandra me propone seguir de copas y recorrernos el barrio de La Latina que la trae muy buenos recuerdos, acepto, nos bajamos en la siguiente parada y bajamos andando. Un par de copas más y ya es suficiente para despertar el deseo de echar un polvo. En el pub donde nos encontramos no hay nadie de nuestro gusto, Sandra se impacienta y me propone meternos en otro sitio y ligar con dos niños, me comenta que la apetece desvirgar a alguno, me gusta el plan, ya dije que ese tipo de hombre me ha atraído siempre.

((sigue))

martes, 2 de octubre de 2007

Sin noticias

Llevo varios días sin tener noticias de Héctor y esto no es habitual, es la primera vez que ocurre desde hace ya tiempo. Esta noche he vuelto a soñar que algo le pasaba y me veía a mi misma como única heredera de una fortuna que desconozco.
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Paso por la calle donde trabaja; no me parece bien que los clientes me den tantas explicaciones de su vida pues luego les recuerdo por diferentes motivos callejeando por Madrid. Compruebo que su despacho tiene las persianas alzadas a media altura, todo parece en orden, me cruzo en la acera a un compañero suyo que parece llevar bastante prisa, me mira las piernas, una, dos veces y sigue caminando. Héctor me habló de él en alguna ocasión, le guarda cierta antipatía pues suelen tener problemas en la entrega de informes a dirección. Observo de nuevo el edificio y me pregunto si sería posible que yo conociese (desnudo) a alguien más de esa empresa, simple curiosidad.
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A la hora exacta me encuentro ya en la estación de Atocha, he quedado en recoger a Sandra que viene desde Santander expresamente para verme. Nos conocemos desde hace años, compartimos profesión y un par de fines de semana al año lo pasamos juntas para no perder el contacto, me resulta simpática y no me da problemas. Esta vez viene para quedarse un par de días, quiere que hagamos algo, aún no está hablado. Al salir de la estación de renfe desconecto mi teléfono hasta tener claros los planes.


En qué zorreas