jueves, 27 de septiembre de 2007

De cine

Sorprendentemente Guillermo, el camarero de La Playa, me llama después de comer. Me pregunta si podemos vernos y que cuánto cobro, me apetece verlo por lo que le indico que si se porta bien seguirá siendo todo gratuito. Me cuenta que tiene el día libre, que quedemos en pleno centro, me parece bien sitio y hora. Termino de hacerme la manicura y salgo de casa.

Cuando llego ya está allí esperándome, revisa mi cuerpo, todo está en donde debe estar, sonrío, le alargo un cigarrillo. Me comenta que no sabe cómo debe saludarme, le como la boca. Dice que me invita al cine, que quiere verme comer palomitas, mientras andamos me cuenta que nunca ha conseguido hacérselo en el cine, que le gustan los cines de Callao muy especialmente por ser salas muy grandes pero que a sus parejas no les ha parecido nunca bien hacerlo allí y que se ha pasado media mañana imaginándose conmigo entre butacas. Regresa el brillo de días pasados a sus ojos.

Llegamos a la taquilla, hay gente, debemos esperar. Queda un ratito para que comience el siguiente pase, escoge una americana como no podía ser de otra manera, saca la cartera del pantalón. Me distraigo mirando anuncios y las pantallitas de cada sala. De nuevo vuelve a revisarme.

-pero qué guapisima que eres, me enciendo de solo pensarte.

Rio con ganas y ahora es él quien me come la boca. Alrededor, nos observan, aparentamos ser novios recientes, la situación me divierte. Pasamos dentro, me dice que la película no hay quien la vea, que es imposible que se llene la sala, que escoja butacas, le dejo escoger a él, de ser por mi nos sentamos en la primera fila. Ni que decir tiene que pasé con palomitas y cola tamaño grandes como corresponde a una zorra de mi clase.

En menos de diez minutos ya me estaba metiendo mano, yo me situaba en el mismo tiempo cual colegiala y reía encantada ante la petición sucesiva de silencio por parte de los demás. Me masturbó magistralmente al tiempo que poquito a poco me iba acercando a su asiento, atrayéndome y colocándome encima suyo. Desde mi posición y siendo los últimos de la sala veía cabecitas, no muchas, unas veinte, con los ojos en la pantalla, mientras sentía sus manos en mis nalgas, pellizcando mis pezones, babeándome la camisa en mi espalda.

Consiguió contagiarme de su calentura, me encendía el oirle jadear pegadito a mi oreja. Comenzaba a acelerarme, en un movimiento rápido yo misma procedí a metérmela, me agarró por la cintura de forma que yo era la dueña de la situación. Un señor colocado justo un par de filas más adelante quizá escuchó mi gemido, no se, vi como nos miraba asombrado, se lo hice saber a Guillermo, este le vio y acto seguido desabrochó todos los botones de mi blusa de forma que mi pecho quedó al aire para toda la sala.

Al momento de continuar así la situación en la que ambos se observaban, mi compañero pareció volverse loco de forma que cabalgué encima suyo mientras él me pellizcaba los senos con ambas manos, me mordía el cuello, tiraba de mi pelo hacia atrás para que su nuevo amigo pudiera verme la cara y sintiendo sus ganas dentro de mi pude entonces correrme mientras en la pantalla Tom Cruise daba vueltas en medio de una calle que bien pudiera ser la Gran Via, como si buscase a alguien.

Guillermo se reía encantado por cómo me venía encima suyo, le pedí que continuase y de nuevo aceleró el ritmo de forma que no tardó apenas en correrse. Fuimos los primeros en salir de la sala, no esperamos a los créditos.

martes, 25 de septiembre de 2007

De cumpleaños feliz

[convendría leer antes Como una chica buena]

Llego puntual a la cita. El bolso a juego con los zapatos según lo acordado causa sensación en el metro, de esta forma me aseguro que me reconocerá. Tarda un ratito en llegar pero el hecho de hacerlo en un lexus descapotable en color crema lo compensa. En el trayecto, cosa ya típica, me cuenta media vida. Estudió en Salamanca, un par de años haciendo un máster en Londres hizo que nos conociéramos. Yo trabajo en la central de Correos, cerca de la estación de renfe de Chamartín, le indico que este trabajo me aburre soberanamente y me comenta que puedo explayarme en eso, que no hay problema. Le tomo la palabra.
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Llegamos a la casa, a un par de manzanas de la plaza de la Moncloa, utiliza el mando a distancia para entrar en el garaje, me hace saber que él tiene un apartamento en pleno centro y que pasa temporadas cortas en la ciudad. Subimos en el ascensor, me familiarizo con él, le desabrocho el último botón de su camisa a rayas pues me ahogo solo con verle, le huelo, alabo su perfume, le limpio la solapa de la chaqueta y me miro en el espejo, me indica que estoy preciosa, lo se.
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Toca al timbre, tardan un momento en abrir, nos recibe la señora, caminamos por un pasillo interminable hasta acceder al salón, al fondo. Calculo que la casa tiene la solera de unos 300 metros cuadrados, la señora me observa, me hace asomarme a la terraza, le hago saber entre risas que este trocito es más grande que el salón de mi casa, ella me explica encantada.

-tenemos el parque del Oeste aquí mismo, sigue dando vida tener estas vistas.

aclaración nº 13
Alguien camina por el largo pasillo hacia nosotros, al salir a la luz completa me doy cuenta que para mi no es un desconocido. Se queda petrificado al verme, carraspea, Arturo hace las presentaciones. Soy Belinda. Me mira de arriba abajo imagino que intenta hacer memoria de mi verdadero nombre, alterna la mirada entre su esposa y mi cintura. Observo la mesa donde comeremos, hay vino, me irá bien, los católicos son de pocas explicaciones. Se hace un pequeño silencio que aprovecho para felicitarlo, me recuesto en uno de los sillones, Arturo, padre, no sale de su asombro, hace lo propio en el sillón de al lado, pregunta cuándo comeremos y le indica a su esposa que nosotros seguramente tendremos prisa.
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La comida me resulta un tanto aburrida, Arturo, padre, apenas participa de la conversación, se la pasa mirándome el pecho y matando a preguntas a su hijo, que las sortea con una naturalidad que me sorprende. Apenas tengo que hablar de mi sosa vida, lo agradezco. La carne y la tarta riquísimas, se lo hago saber a la señora. Esta indica a su hijo que tiene muy buen ojo, Arturo explica nuestra incompatibilidad de horarios, me gusta su espontaneidad, pareciera tenerlo todo bajo control. Tan solo queremos café el padre y yo por lo que el chico ayuda a su madre a recoger la mesa y van y vienen de la cocina.
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Me enciendo un cigarrillo, dudo un instante en si levantarme o ir. Directamente me pregunta donde he conocido a su hijo, le hago saber que es la primera vez que le veo, que es un chico encantador y que me ha tratado divinamente, que debe sentirse solo de ahí que recurra a mi, lo niega, dice que le estoy mintiendo, insisto en que todo es verdad pero no parece querer escuchar, me pide una tarjeta, se la doy, dice que me llamará y hablaremos más tranquilamente.
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Regresan ambos de la cocina, se sientan un momentito, el chico tiene prisa porque salgamos de alli, comenta que ha de acompañarme al Hospital Clínico, que tengo a mi hermano convaleciente de un accidente de coche, me explayo, la señora dice que rezará por mi hermano y por mi y que esa es mi casa. Nos despedimos, llamo al ascensor.

Parece feliz, dice que todo ha salido según lo previsto, le pregunto si siempre hace igual, el tenerlo todo bajo control, explica que es mejor asi, que la chica con la que sale está pasando por una depresión debido al estrés en el trabajo, me hace gracia pero guardo silencio, dice que es mejor no traerla a casa, preocuparía a su madre. Salimos por el parking de nuevo, accedemos a la calle, la gente admira el coche y mi bolso rojo que hago admirar dejándolo sobre el salpicadero.
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Me pregunta dónde quiero ir, estoy a su disposición, mira el reloj, conecta el gps tan solo para asombrarme, me lleva a su apartamento. Un nuevo parking. En el ascensor me come la boca mientras me paga y va desabrochando mi blusa, yo hago lo propio con su pantalón. Pasamos tropezándonos con todo lo que encontramos en el camino, sin apartar su lengua de mi boca, me lleva a la habitación, me tira en la cama, me pregunta si me percaté de las miradas de su padre, me muerdo el labio

-¿y si te dijera que me lo he hecho con tu padre?

Se despega de mi un momento, me mira directamente a los ojos, comienza a penetrarme mientras me sigue mirando, incrédulo, esto parece excitarle, me coge los brazos, me esposa con una de sus manos por encima de mi cabeza, cruzándome los brazos, me dejo hacer, me deja ahí con su mano presionándome.

-no, no digas eso, no puede ser, dime que no es verdad – suplica sin dejar de embestirme.

-¿de ser cierto qué pasaría? son cosas que pasan.

-de ser cierto quiero saber qué te ha hecho y quiero hacértelo yo, tenemos buen gusto los dos según parece

Me resulta excitante, le quiero dentro de mi culo, le miento.

-a tu padre recuerdo que le gustó darme por detrás, me lo hizo bien, despacito pero firme, y terminó dentro.

-¿ah, si? – parece entusiasmado, me suelta las manos, pide que me voltee, que me mantenga a cuatro patas en lo alto de la cama, me dejo llevar, se coloca a mi espalda, le gusta lo que encuentra - ¿y cómo te lo hizo, así, eh, así,? – pregunta mientras a su vez entra de una sola vez y despacio mientras se sigue preguntando si así está bien.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Como una chica buena

Termino de ducharme y recibo una llamada, es un chico jovencito aparentemente por su voz, creo que es la primera vez que recurre a esto y se muestra bastante desesperado, nervioso. Me explica que me necesita mañana para asistir al cumpleaños de su padre, pasaremos un par de horas en su casa y después todo depende de sus ánimos para salir a tomarnos unas copas. Me pregunta si la foto que aparece en internet corresponde a mi realidad, dice haber llamado por esto, me hace reir, le interesa saber a su vez si puede contar conmigo para dentro de dos-tres meses que debe asistir a otro acto familiar, en principio no pongo problema.

Me indica que sus padres son muy católicos por lo que debo asistir muy recatada en el vestir, soy una chica seria, funcionaria de correos y huérfana, no puedo objetar nada pues ya está todo dicho, quieren por fin conocerme. Me indica que me recogerá pasadas las ocho de la tarde, en la parada de metro de Sevilla, salida por la Gran Vía. Me identificará por mi bolso rojo y los zapatos del mismo color, me explica que he de llamarme Belinda y que él es Arturo, me rio de su nombre y de que todo me lo cuenta muy rápido, lo tiene todo estudiado y me resulta gracioso. De sexo no hablamos, de ocurrir, será toda una sorpresa.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Chalet en Arturo Soria

A las tres en punto salgo del metro por la salida indicada, me encuentro en el barrio de Arturo Soria, zona privilegiada, ya no recuerdo la última vez que estuve por aquí. Tomo la acera indicada y camino despacio, rememoro la conversación telefónica y me lo han indicado todo muy bien, todo está donde me han dicho. Un chalet a continuación de otro y de otro y de otro, hay gente que vive demasiado bien. La voz del otro lado del teléfono me pareció la de un pijito, intuyo que estoy en lo cierto. No es la primera vez que llama aunque creo bien que no nos conocemos, quiere hacer un trío, yo y un amigo suyo y si les gusta propone pasar toda la noche con ellos.
Llego a la casa, apago mi cigarrillo en la misma acera, toco al timbre, observo, la casa lleva allí más de veinte años eso es seguro, parece un castillito. Me abren, paso al jardín, muy cuidado todo, de nuevo, otra puerta, me han oído llegar y me abren al paso. Ninguno de los dos es feo y la casa es una pijada.

-¿quieres tomar algo?

Todo va a ir bien, tienen vodka y ganas de beber y de follar. Gustavo, el más alto parece que es el invitado, me cuenta que es de Ciudad Real que está aquí de visita, propone jugar a las cartas para ver quién me la mete primero ya que no esperaba que yo fuese tan guapísima, me hace gracia. El dueño de la casa responde por Ramón, parece algo menos relajado, lleva puesto solo unos boxer y dice que quiere ponerse unos tiros, se incorpora a por un espejo.

-ponte cómoda, dentro de nada comienza la fiesta - comenta Gustavo excitado.

Me sirvo un vodka mientras juego con mis piernas, al dar un trago me mancho la camiseta, el escote, me limpio como puedo y Gustavo me indica que seguro que tengo unas tetas preciosas que le deje verlas. Me quito el sueter mientras Ramón regresa con nosotros, deja el canutillo perfecto en la mesa, trae la coca en una bolsita transparente, se sienta a mi lado indicando al amigo que haga él las rayas.
Al momento Gustavo nos dice al momento que las dos rayas que quedan hechas son las nuestras. Ramón se retira y va a ponerse. Gustavo pide fiesta dando palmas, Ramón le mira y se queja, opina que aún no han apostado, Gustavo sonríe, dice que se apuesta la polla a que salen Oros, que baraje las cartas.

-esta tía está muy buena Ramón, me da igual que salga lo que salga, los dos salimos ganando.

Me gusta, Ramón baraja mientras acuerdan las reglas del juego, uno por uno irán sacando una carta y quien acierte el signo elige qué hacer conmigo. Gustavo me retira la falda mientras me meto otra rayita, quedo de pie a su lado con el tanguita negro que compré días atrás en el centro comercial, me atrae hacia él mientras comienza a meterme un dedo en la vagina, explorándome. Sabe cómo mover los dedos, me gusta, con la otra mano marca el seguimiento del tanguita en mi culo.

-joder cómo estás de buena corazón, qué ganas de hacerte sudar, tú, tio, elige ya carta!!

Mientras me acaricia el clítoris me voy animando pero ha ganado Ramón.

-ahora empieza lo bueno, tio, ven cariño, ven conmigo-

Me acerco, respiro intensamente, acabo de meterme otra raya, Gustavo parece que va a preparar más.
Termina de ponerse al momento y se sienta en el sofá pero el resultado parece irritarle, le indica a Ramón que se aparte que le toca a él primero, con una facilidad increíble me gira, me sostiene frente a él, me abre con sus manos y me lo hace mejor que antes, luego otra rayita, mínima y risas y Ramón aparece al momento de nuevo a mi lado y dice que es mejor que me vaya, que Gustavo ha hecho trampas y no le apetece seguirme viendo alli, me tira los billetes sobre la mesa, me incorporo y comienzo a vestirme. Pensé que de este encuentro sacaría más pasta pero lo que me llevo es un calentón del quince.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Una noche tranquila

[convendría leer antes Sobre llamada]

Llego bastante puntual. Héctor aún no ha llegado del trabajo. Voy a la cocina, abro el frigorífico, me sirvo un vasito de leche y vuelvo al salón. Me gusta su piso, es acogedor pero imagino que cualquier señor viudo de más de cincuenta años tiene un piso parecido, es como si su señora se hubiera marchado solo por unos días y aún espera que regrese, está todo como el primer día. Paso al baño, me encanta su bañera, es enooorme, tengo que comprarme una así. Paso a la habitación, en la mesita el correspondiente sobre, cuento el dinero, sí, está todo como siempre, lo guardo en mi bolso, miro alrededor, la última vez que estuve allí unos días atrás lo hicimos en el sillón al lado del vestidor donde Héctor ha dejado su ropa muy ordenadita para el día siguiente. Ni rastro del regalo que dice que me tiene. Regreso al salón.

Llega al poco rato, viene muy entusiasmado, me cuenta nada más llegar que ha tenido una subida de sueldo y que su señorita también lo notará a partir de ahora. Sonrío, se me acerca y me muerde un labio. No han pasado ni cinco minutos y ya se dirige a mi con el nombre de su difunta, miro el reloj, antes de las doce me largo de allí: No quiere a Clara esta noche. Me indica que me ha comprado algo, parece feliz. Me alarga una bolsa que él mismo traía, compruebo lo que hay en el interior, es un disfraz de empleada de hogar, va muy bien con el carácter de Belen que no puede ni debe tener opinión propia de nada. Clara les deja solos.

Él indica a Belén que se lo ponga ya, que apuntó sus medidas y que debe quedarle como un guante. Belén sonríe, cuando no sabe que hacer Belen siempre sonríe. Se lo prueba, es de su talla, el brillo en los ojos de él la dice que está encantado.

-hoy es un día estupendo, hoy se que todo va a salir bien - la dice recostándose en el sofá - ven, acércate.

Belén se sienta despacio, a su lado. La rodea con su hombro, la besa la cabeza, la coge del pelo obligándola a mirarle.

-hoy vamos a probar otra variante, pongamos que eres la nueva asistenta, rumana, recién llegada y por lo tanto no entiendes el español, yo soy todo lo que tú tienes que aprender Belén, ya verás, te gustará

Ella asiente con la cabeza, otro juego de sumisión completa.

-quítate la camisa - ordena - quiero que te quedes tan solo puesto el delantal.

Obedece. Aún no se lo ha colocado y él, encendido, le agarra un pecho, le pellizca el pezón.

-¿sabes? pensé que me corría de gusto en la sala de juntas, no esperaba este aumento ¿sabes lo que es Aumento, rumanita? mira ... toca ...

La lleva una mano a su entrepierna.

-sí, mi rumanita aprende rápido, es lista, ya sabe lo que es aumento, ¿viste como aumentó, rumanita, lo viste?

Belén hace tal y como le dice, primero ha de chupársela como otras veces hasta que él la pide que pare y la hace sentarse sobre él, de esta forma la monta de la forma más cómoda sin apenas moverse haciendo ella todo el trabajo. No debe haber nadie más en todo el barrio que para echar un polvo enmarañe tal locura. Héctor no tarda en venirse, como dijo, dentro de su rumana, apenas unos minutos y ha terminado, hace meses ya que comenzó su no aguante. Follarme pensando que se lo hace con su difunta disfrazada esta de asistenta no debe ser sano pero es muy rentable, un solo polvo mal echado y más de tres horas de absurdos inofensivos.


aclaración nº 7

martes, 18 de septiembre de 2007

Por gusto

[ viene de De capó ]

Me acerco a su lado, me siento frente a él, en uno de los taburetes que quedan libres.

-¿dónde vas a llevarme? - le pregunto llevándome un cigarrillo a los labios, encendiéndolo.

Le noto desconcertado, inquieto, juega con el mechero.

-donde tú me digas, tú dispones.

Sonrío. Me gusta la idea de que me deje hacer, sabe que le va a gustar, sigo viendo el brillo del deseo en sus ojos. Apura su copa, retirándola; se inclina acercándose lo suficiente a mi oido y me habla en un susurro:

-¿sabes? ... me tienes toda la mañana muy caliente ... quiero cogerte, lo supe desde la primera vez que nos vimos, todavía no me creo que vaya a ser cierto de hecho te pensé casada ...

Mojo mis labios, pienso dónde llevarlo, debo hacer algunas compras, hay un centro comercial cercano, podríamos ir andando, se lo propongo y acepta. Héctor rompió mi último tanguita rojo con uno de sus juegos, en compensación me dio 50 euros para que comprase otros y aún no lo hice. Conozco el sitio como la palma de mi mano, me imagino con Guillermo en los baños de caballeros y que esta vez no me llaman la atención los servicios de seguridad como la última vez que allí estuve. Llegamos en un momento, me pregunta qué voy a comprar, le explico que se trata de lencería, se emociona indicándome que entrará conmigo.

Entramos en la primera tiendecita que encontramos, mientras echo un vistazo a unos conjuntos de encaje se sitúa en mi espalda, siento su aliento detrás de mi, choco hacia atrás con él a propósito, nos rozamos, se queda pegado a mi, un momento, se inclina para morder levemente mi cuello.

Definitivamente compruebo que me gusta y a la dependienta tambien le ha gustado ya que no deja de observarlo. El es consciente de ello y parece que esto le excita, se frota de nuevo conmigo cada vez que la dependienta nos da la espalda, le río y le digo que quizá haya cámaras de seguridad pidiéndome entonces que sonría para salir bien guapa. Llevo varias prendas en la mano, no me decido a soltar ninguna, él se impacienta, me indica que me lo lleve todo que él lo paga, así lo hago. Lo paga y firma seguidamente el papelito del importe, guarda la tarjeta en su cartera y salimos con bastante prisa.

Le indiqué que debía pasar al baño, me siguió pegadito a mi espalda al igual que ya hiciera en la tienda, esto me gustaba. Le indiqué que era mejor hacerlo en el de caballeros puesto que el de las señoras es más incordio y podíamos hacer un escándalo debido al puritanismo de muchas, asintió, no sé si me escuchaba, tan concentrado estaba en mirarme el pecho, que sin sujetador, marcaba el vestido con la punta de los pezones. Pasamos. Al parecer no había nadie dentro, entramos en uno de ellos, cerró la puerta en un segundo y me aferró contra la pared, con maestría deslicé la cremallera de mi vestido en la espalda de forma que cayó todo entero de una sola pieza, mostrándome completamente desnuda a excepción del tanguita negro que me guardaba.

Me estaba haciendo disfrutar y lo sabía, al momento viendo que ya estaba por acabar aumentamos el ritmo de los movimientos de forma que entró y salió de mi hasta que se corrió dentro sin pronunciar palabra. Me desprendí de él incitándole a que me lo chupara, quería acabar en su boca, se agachó apretándome los glúteos y comenzó a chupar con su lengua moviéndose de tal forma que no tardé mucho en correrme pues a la vez que me chupaba no dejaba de acariciar mi clítoris. El hecho de que acabase en él pareció gustarle, me besó la barbilla y comenzamos a vestirnos.

-¿te ha gustado, reina?

Asentí sonriente mientras me colocaba el vestido y le hice bajar la voz por si alguien nos oía.

-puedo hacerlo mucho mejor pero ya te dije que me tienes todo el día muy caliente y no he conseguido aguantarme las ganas, otro día irá todo mejor.

-no te preocupes, para estar aquí con tan poco espacio me ha gustado mucho.

Y era cierto. Quise sentirle dentro desde que le encontré en la mañana embobado comiéndome con los ojos.

sábado, 15 de septiembre de 2007

De capó

Era ya la tercera o quizá la cuarta vez que compraba tabaco en esta cafetería. Siempre que quedaba con Héctor, el gerente, acabábamos alli tomando una copa antes de subir a su piso, a dos manzanas. Esta mañana, no. Esta mañana iba acompañando a un estúpido a la boda de su primo.
Me fastidian las bodas y este tipo de celebraciones y me aburre solemnemente la ceremonia religiosa pero lo acepto de buen grado, está bien pagado, son varias horas.
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Guillermo, así se llama el camarero con el que en presencia de Héctor intercambiaba miradas de feliz curiosidad me reconoció nada más entrar. A mi me dio la risa, el estúpido y yo ibamos acompañados de su hermano y la parienta de este. Nos acercamos a una mesa, ella pasó directamente al baño mientras ellos se acercaron a esperar su turno en la barra. Tomé asiento y me quedé sola un momento. Guillermo vino a retirar unas copas aunque sabía que en realidad venía a hablarme.

-Buenos días, perdona si te molesta mi pregunta pero te he visto otras veces con un señor muy educado, no sé si tu esposo o quizá tu padre y ahora vienes de la mano de otro hombre, tan solo son las once de la mañana y estoy realmente impresionado - me soltó en tono divertido.

No puedo decir que me sorprendiera su pregunta, me suele ocurrir con frecuencia preguntas de este tipo. Sonrío, él, mientras limpia la mesa espera una respuesta.

-hoy tengo que ir a una boda estúpida, rodeada de gente estúpida y sonreir para salir en fotos de recuerdos estúpidos.
-¿tienes que ir? ¿acaso es tu propia boda, quizá?

Recuerdo mi peinado, me retoco, a las diez y media salí de la peluquería, me consiguieron un moño fantástico, a los padres de este que vienen de provincias les voy a encantar. Me río.

-hay gente a la cual le gusta ir bien acompañado a estas cositas.

Me mira incrédulo, se rasca una oreja, se limpia en la balleta con la que ha limpiado antes la mesa, mira el suelo, me mira y vuelve a mirar al suelo.

-no ... no entiendo.
-¿qué prefieres, que sea la esposa de Héctor con quien me has visto otras veces por aquí o que sea con quien duermas esta noche?

De nuevo me mira, sus ojos entre entusiasmo e incredulidad, le río divertida, me giro.

-Roberto - le ruego al estúpido guiñándole un ojo - pídeme también un menta poleo.

Este asiente. Guillermo le mira, me mira.

-¿quieres decir que es posible pasar esta noche con una mujer como tú ... contigo?

Un matrimonio toma asiento en la mesa de al lado, viene otro camarero a atenderles, Guillermo le sigue con la mirada, sé que quisiera gritárselo a su compañero "ey, mira lo que me está diciendo".

-me gustas - le digo - me he dado cuenta cuando he entrado esta mañana y te has quedado embobado mirándome, por lo que yo también te gusto es evidente, no es necesario hablar más, ¿a que hora sales de aquí?
-pero ... tú misma dijiste hace un momento que debes ir a una boda
-a las tres puedo estar de nuevo por aquí, esto es cuestión de un par de horas, estoy segura, vamos a vernos o bien es esta noche o alguna otra mañana con Héctor, tú eliges.
-yo ... yo me voy contigo donde y cuando tú me digas.
-lo haremos así, yo me paso a buscarte

Roberto y la pareja se acercan a la mesa. Guillermo de nuevo limpia la mesa, se marcha. El hermano del estúpido es un hijo de puta, no deja de mirarme las piernas, hablan que saldremos de la iglesia sobre las doce y media, que todo será rápido. Ella recibe una llamada al móvil, creo que esperaban a alguien, se levanta, sale a la calle a indicar, el hermano pasa al baño. Mi estúpido parece algo aburrido, le sonrío.

-todo va muy bien - me dice - te agradezco mucho, a mi hermano le has caído bien.
-nada, es un placer, quería comentarte cómo haremos después, me hablaste de asistir al banquete tras la ceremonia y después como pareja de novios que somos ¿me llevarás a un hotel o cómo haremos, cómo te va bien?

Además de estúpido, tímido, creo entonces que se siente algo acomplejado ya que su hermano folla bastante más que él el hijo de puta.

-bueno yo he pensado en que si lleva todos los servicios como me dijiste podrías pues no se ... luego ... al terminar el banquete ... hacerme una mamada, no se ... en los baños ... o si quieres mejor ... en el coche ...

Adorable, comienza a caerme más bien simpático, siento lástima por él y por su estúpida vida.

-si lleva todos los servicios dices - me río con ganas - te piensas que soy como una lavadora ... no mi amor, hacemos lo que tú pidas, ya me pagaste y no hay problema.

Dobla y desdobla la servilleta. Si no me hubiera contratado él pensaría que realmente podría haberse encaprichado conmigo, se encontraba visiblemente nervioso incapaz de mirarme a la cara, me resultó adorable. Al haber quedado con Guillermo que sí me gustó lo demás ya no me importaba, quería hacer feliz al estúpido, me había caido simpático.
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Dentro de la iglesia ya, de rodillas, le pellizco el culo, se siente avergonzado, nos rodea su familia y esto le cohíbe, me río. Camino del restaurante le comento que me apetece beber, me pide por favor discreción , le aseguro que beberá conmigo. Me doy un atracón de ibéricos, pruebo tres clases distintas de vino, lo mezclo, me pido dos, tres, varias copas de champang, me da la risa, rio encantada. Le beso, le meto y saco mi lengua mientras su hermano a un par de metros nos mira atónito ignorando a su mujer que la tiene justo al lado envuelta en su vestido de firma el hijo de puta. No son las dos y Roberto comenta a su hermano que nosotros nos marchamos ya, que yo vuelvo a Segovia porque quiere que yo sea segoviana y soy lo que él me diga que sea.
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Nos levantamos, repartimos besos a todos los de la mesa de al lado, me invento la vida, me gustan mucho esos ratos, hablo con varias chicas y reimos porque yo cuento que jamás Roberto me ha sacado a bailar. Viene en mi búsqueda tras despedirse de sus padres, rodeo su cintura, repartimos más besos y salimos de la sala. No me dirige la palabra hasta entrar en el ascensor camino del parking. Me miro en el espejo del ascensor, me encuentro divina.

-has estado espléndida, le encantaste a todo el mundo, muchas gracias
-no es nada, y ¿que hacemos ahora? tú me dirás
-bufff - se recuesta en el cristal mientras bajamos - yo necesito relajarme ... arrasabas ... mi hermano también me lo dijo dentro ... estuve en tensión todo el rato ...
-¿en tensión? ¿si?

Me divierte. Me acerco, estoy caliente, he bebido demasiado vino y estoy encantada. Hoy todo estaba saliendo bien. Se abren las puertas del ascensor, me mira, a dos milímetros escasos, le impongo, se retira, salimos, buscamos su coche, es un Xsara, color de mora, llegamos, utiliza el mando pero no entra, se queda estático fuera del coche, me mira de nuevo, le miro interrogante.

-¿sabes? ya se lo que quiero ... quiero correrme en el capó del coche de mi hermano, ven

Me lleva de la mano, entusiasmado, hacia la otra punta del garaje. Ahí está, Seat León, color gris plata. Se la chupo en un estado tal que en varios lametazos dijo que se corría que me apartara. Se vino encima del capó tal y como quería hacer.

-joder, que bueno - fue lo que dijo subiéndose rápido el pantalón.

Me dejó en la estación de metro más próxima tal y como habíamos quedado. Llegué a la cafetería poco antes de las cuatro, nada más entrar tropecé con los ojos de Guillermo, brillantes, ya fuera de la barra, me esperaba, supe que ibamos a disfrutar los dos, sus ojos lo prometían.

((sigo en Por gusto))

martes, 11 de septiembre de 2007

Sobre Llamada

Héctor volvió a llamar. Quiere que nos veamos esta noche. Dice que me ha comprado algo, no se qué puede ser, últimamente no entiendo sus juegos.
Cuando nos encontramos en un sitio público, siempre me extiende nada más verme un sobre con mi nombre diciendo que me han escrito. Si el encuentro es en su casa el sobre lo tengo en la mesita del dormitorio.
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Llevamos viéndonos un par de años, quizá tres, en este tiempo he podido verle cada vez más viejo, envejeciendo ante mis ojos, creo que está muy solo y que yo le hago gracia aparte de chupársela como nadie más lo haría en toda esta ciudad.
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Hay veces que sueño que Héctor se muere y que me llaman del juzgado diciendome que soy yo la única heredera y me echo a llorar. Luego cuando despierto me doy cuenta que tan solo ha sido un sueño y que sigo sin poder llorar desde hace más de diez años. Creo que tengo este sueño a raiz de una cena con él en un restaurante del centro, no he cenado mejor en toda mi vida y esa noche me sentí millonaria, de no tener dinero lo lógico sería que quedase menos frecuentemente conmigo y que no me llevase de cena.
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La semana pasada hice copia de la llave de su casa, así me lo pidió y yo así lo hago. Dice que a veces le vienen arrebatos de verme y que a partir de ahora puede que me llame para que acuda a esperarle a su casa. Cuando quiere verse con Belén la hora la cobro más cara, en esto estamos los dos de acuerdo pero a su vez es algo que me aburre considerablemente.
Tengo que arreglarme, a las nueve debo estar ya lista y en su casa.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Mi cabeza

Me he levantado con un dolor de cabeza terrible, sobre las once y media. Antes, poco después de las diez Héctor ha llamado, odio que me saquen de la cama por lo que he dejado que suene hasta que ha colgado. Entiendo que volverá a llamarme, últimamente está algo obsesionado.
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Me comentó hace un par de semanas que con mis gestos le represento a su segunda esposa, desde ese día me llama Belén. Ella murió de una sobredosis de fármacos y esto no me gusta nada, cada vez que me nombra yo represento en mi cabeza una caja de pastillas. A mi me gusta ser Clara y cuando tengo que ser Belén me aburro, es un ama de casa de las de toda la vida, sumisa y machista y lo más sorprendente es que a pesar de estar durante más de diez años casados nunca se lo hizo por detrás y ahora no quiere manchar su nombre.
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Héctor es mi mejor cliente y no debo perderlo, yo, cuando me aburro mucho fantaseo con que él es mi tio Paco que ha venido a verme hecha ya una mujer, aquel siendo yo una niña me regaló una muñeca y después emigró a Francia y no hemos vuelto a vernos. El tio Paco se deja llevar a menudo por gestos que no son de Belén y me lo hace muy rico.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Comienzo

Descubrí que soy una zorra cuando no tenía más de quince años, me di cuenta que a pesar de encontrarme enamorada no tenía ningún reparo en echar un polvo con otro si este me gustaba. Quizá esta no sea la palabra que defina bien esto pero no importa, dejésmolo ahi, seguramente de yo haber sido una zorra enamorada y debidamente correspondida no hubiera ido follando por ahi, ahora y desde hace ya tiempo el calificativo de zorra es quizá el que más se ajusta a mi forma de vida coloquialmente hablando aunque son pocos los que me tachan de tal y muchos los que repiten o quieren repetir conmigo.
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Pasar del hobbie al terreno profesional no me costó mucho, antes de cumplir los veinte conseguía dinero de forma muy fácil y lo mejor, de forma rápida, y decidí que me resultaba conveniente.
Por el momento me gustan los hombres, y mucho, y a la vez espero que esto continue siendo así: con las mujeres siempre he tenido una relación un tanto extraña, me siento más cómoda entre ellos, los encuentro más transparentes que nosotras, esto me inspira mayor confianza para marcar mi terreno y con ellos no se levantan recelos de ninguna clase.
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En lo personal no follo tanto como pudiera adjudicarse a alguien de mi condición, a veces debido al cansancio y tambien porque hay hombres que no me gustan y situaciones que tampoco y aparte de esto tambien he descubierto que hay hombres que no son tales, que hay muchos rondando la edad de los 30 que no han echado un polvo en su vida por muy distintos motivos y estos me gustan muy especialmente, me resulta tierno solamente con pensarlo, existe por ahí el tópico de que todos los hombres son iguales y yo digo que eso es una mierda, no es una realidad, lo tengo comprobado y lo digo yo que vivo de esto.


En qué zorreas