domingo, 13 de julio de 2008

>> para gustos, los colores. desde luego

Me he levantado de la cama con un dolor de cuello infernal, seguro que es por lo de hoy de esta mediodía, no creo que sea por dormir mal. Estuve trabajándome un grupo -porque tres son multitud- y para lo cual tuvieron a bien presentarme la colaboración de otra chica, se llama Esther aunque es polaca de toda la vida allá en Polonia.

-en Polonia tiene una que hablar polaco ¿no? - fue lo primero que la dije para tantear si nos íbamos a entender o no.

-are you speak english? - me contesta tan feliz.

La entendí perfectamente pero la dije que no, que catalán si acaso y no con mucha destreza.

Que era polaca lo supe por teléfono. Quien me llamó, casualmente el menos agraciado de los tres, Eduardo, me dijo que Esther y yo habíamos sido seleccionadas, por consenso. Querían vernos aparecer juntas por toda esa mierda de la rubia y la morena. Cuando llegué a la casa, allí en la avenida de Burgos, me la encontré sentadita en un banco, enredando con el móvil, y lo primero que hice antes de hablarla fue preguntarme a quién de las dos habrían elegido primero pues es muy guapa y muy europea ella.

Nada más verla sonreir recordé a Natalia. Me tranquilicé al instante porque sí, vale, es la segunda mujer que me presentan en unos días y a aquella no consigo sacármela de la cabeza pero esta no me gusta ni me despierta absolutamente nada. Todo bien, y como íbamos también bien de tiempo me alarga un cigarrillo y me invita a sentarme.

Aparte de polaca es muy rubia y con los ojos muy verdes. Tiene las mejillas rosadas, hecho que no consigue disimular el maquillaje y eso la muestra simpática aunque esto tiene a su vez para mi gusto como un puntito de borracha. Llevaba recogido el pelo liso en un moño improvisado y desaliñado y lo cruzaba un palillo de los chinos. Reconozco las líneas transversales que lo matizan cruzándolo, tengo varios en casa pero nunca se me había ocurrido ponérmelos en la cabeza y esto me hace escucharla.

Me explicó que justamente el otro día estuvo en Presidente Carmona haciendo un trío, dice que curiosamente uno de ellos se parecía mucho al novio que dejó en su país, que al salir de allí le llamó y que ya tiene a otra. Curva así como suena es puta allá en Polonia pero no sé cómo se escribe. No se calla y fuma sin parar, tira la colilla del primero y acto seguido se enciende otro en lo que vamos hacia la puerta. Me indica entre otras cosas que al primero que yo hable me lo deja, que no tiene ánimo de nada. Lo del ánimo me costó entenderla, pensé que decía no se qué de un paraguas pero creo que hablaba de su estado de ánimo.

Nos abre la puerta un tipo que no mide metro y medio, con bigote y sonrisa estúpida y ambas nos miramos aliviadas cuando comprobamos que otro viene tras él y este nos dice que el bajito es su abogado y que ya se marchaba. Pasamos dentro y este que se presenta como Jaime nos hace saber que ya nos esperan, al fondo, en el patio.

No sé por qué camino yo delante de Esther, accedemos al patio y allí están los dos que faltan, tienen bebidas y localizo el hielo y el vodka enseguida, tras ellos se ve una piscina, una colchoneta flotando en el agua y lo que parece ser una tumbona y yo me distraigo mirándolo todo y hablo por inercia.

-tú debes ser Clara, con quien hablé por teléfono ¿no? - pregunta Eduardo

-sí, la misma, ¿cómo era tu nombre? -

Esther inmediatamente da un paso adelante colocándose a mi par y procede a presentarse al que resta, Daniel. No sé qué me está diciendo ahi Eduardo que yo le respondo mientras me percato que he elegido sin darme cuenta y que me toca bailar con la más fea. A Esther se la ve relajada y bien, escogiendo qué beber ya que hemos de esperar una media hora que regrese Jaime que salió a comprar más bebida.

Cuando regresa pregunta en alto y en claro lo que ninguno del resto nos hemos atrevido a comentar: qué hace una rubia polaca con el pelo del pubis color naranja. A mi me da la risa y Eduardo me dice al oído algo que no comprendo. Me lo repite al constatar que no le hago caso y lo que me dice es que quiere follarme en la piscina. A mi no me apetece, le miento y le digo que no sé nadar y me pone ojos de pobrecita, no tiene quién la enseñe, siempre es lo mismo y yo pongo cara de circunstancias.

Me encuentro con mínimas ganas de moverme pues de los tres no me agrada ninguno y tengo a unos metros a una rubia, polaca, con el pubis anaranjado que jadea y jadea a lomos de uno de ellos y a mi me da por buscar el palillo de los chinos entre las prendas que previamente todos hemos ido dejando en el suelo. Justo después de localizarle, pegadito a una pata de la mesa, sin partir, intacto, Eduardo deja de empujarme desde atrás como lo venía haciendo y me indica que me gire tumbándome boca arriba mientras Jaime me llega por un lado y pide que le haga una paja.

Como Eduardo tanto en una postura como en otra no me hizo ni cosquillas al momento Jaime me advierte que me prepare, pero nada, son tonterías que dice uno cuando no razona porque fue una simpleza más de tantas lo que hizo conmigo. Y por lo que pude comprobar después con Esther hizo más de lo mismo. Daniel se empeñó en querer metérmela mostrándome ante él de perfil, de forma que yo siguiera mientras el mano a mano de Eduardo con la polaca y así permanecí por un rato pues esto parecía excitarle. Y fue un rato largo tal y como tengo yo ahora el cuello.

Salimos de allí apestando a alcohol, yo no sé muy bien por qué pero salí riéndome y Esther estuvo vomitando fuera, en la misma esquina antes de rodearla, canapés a tropezones.

aclaración nº 23 .

3 comentarios:

brujito dijo...

po vaya

W. Somerset dijo...

Joder, todo huele a muerte y decadencia. Me ha puesto los pelos de punta.

Espero que estés bien.

Clara dijo...

He llegado hace un rato, estoy bien, hoy fue todo muy simpático, me pongo mañana y lo escribo.

Y no era mi intención pero ya viste el título de esta vez.


En qué zorreas