lunes, 31 de diciembre de 2007

De chinorris y cámaras digitales

Hacía ya varios meses que yo no comía en un restaurante chino, hoy estuve en uno, en la Avenida de los Poblados, en Aluche, con un bombero que trabaja un poco más abajo. Hube de recogerlo primero allí y caminamos hacia el restaurante. Me fue contando que no tendría que hacer nada especial, tan sólo pretendía echar un par de polvos pero me explicó que le gustaba primero saber un poco a quién se lo hacía.

Un bombero de estos de calendario pues no es, la verdad, pero el hombre está de buen ver, no ha estado mal. Un tío raro también, no me aburrí en absoluto, me hizo comer el rollito con las manos así como el pato a la naranja y la familia feliz creo que se llama, que viene a ser una mezcla de verduras, no sé por qué extraña razón me preguntó si me lo he hecho con algún personaje famoso conocido y mantuvo la conversación medio encendida durante toda la comida. Mientras nos servían el postre me preguntó si sabía el por qué de llevarme a un restaurante chino y entonces es cuando me cuenta que los chinos son distintos, que los chinos no nos ponen a los occidentales y esta es la forma de tenerme toda entera para él. Qué ocurrencia.

Cierto es, por otra parte, que jamás recuerdo que se me hayan ido los ojos detrás de un chino.
De allí me llevó en coche hasta su casa que no queda lejos, en Fanjul, miró el reloj antes de abrir la puerta del portal. En el ascensor mientras me besaba el cuello me vi de frente en el espejo, las cuatro y cuarto, piso 8A.
Al entrar, una, dos, tres y una fila continuada de páginas abiertas del periódico gratuito que te encuentras en el metro, el Qué, todas las páginas extendidas en el suelo, haciendo pasillo imagino que porque de vez en cuando llueve en la ciudad, y en una portada, a todo color y mientras le tengo a mi espalda y su mano está buscando mi entrepierna puedo leer Pagaremos por amor al arte, y me hizo gracia.
Me bastaron los cinco minutos que se ausentó en ir al baño y después venir a despedirme en el salón para que la cámara de fotos digital Casio, chulísima, toda negra, que él tenía sobre la mesita se viniera conmigo en el bolso, por amor al arte también.

Esta temporada arrasan los bolsos tamaño saco y eso es por y para algo y ya dije que además de zorra a veces soy mala persona también, y qué pasa, cada uno es como es. Pues eso.

Al César lo que es del César y a Clara lo que es de Clara, y según la ClarA.E, esto de los vínculos se viene a denominar así por lo que te ahorra el dar por culo ese de tener que repetir las cosas ya dichas, qué gran hallazgo.
.
aclaración nº 7

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Un día tomaremos un café juntos, solo eso, pero no llevare reloj, por si acaso.
Saludos
Unai

Valerie dijo...

Excelente tu blog - muy parecido al de la brasileña Raquel Pacheco, "Bruna surfistinha". Ella ya publicó su libro basado en el blog y creo que estén haciendo peli...a la mejor podrías hacer un libro también.

Clara dijo...

unai: Haces bien, y sí, quien sabe.

valerie: Tienes un nombre divino, y aparte te digo que eso dependerá de cuánto dinero esté en juego y poco más.

Anónimo dijo...

Las ladronas son condenadamente sexis.

Clara dijo...

davidsara: esto que dices es nuevo, no lo sabía.

Amanecer vacío dijo...

Vaya finalmente sale el tema del libro a la palestra, jeje, me alegro mucho; ya te digo que que aquí hay material en cantidad y calidad.

Bon nadal, noia.

Anónimo dijo...

clara soy gran comedor de chinos,pero los de Ventas y la verdad que hay una china que esta buena ¡la única que he visto! que no es profesional,por que las otras son como las europeas con los ojos rasgados...que me enrollo,has comido,has follado,has robado...que mas se le puede pedir a una cita.
Un beso.

Clara dijo...

amanecer vacío: ohh! si me hablas a partir de ahora en catalá te ganas un cachito de cielo, que lo sepas.

etaxys: qué bueno, tienes razón aunque por lo otro yo chinos aparentes aún no vi ninguno.


En qué zorreas