viernes, 6 de enero de 2012

Disputas

Víctor ha tardado más de cuarenta días en comprarme un nuevo ordenador, pero finalmente lo ha hecho. Me ha tenido durante todo ese tiempo incomunicada y dejándome llorar por las esquinas, negándome la palabra y negándose a dejarme ir a comprar otro por mi cuenta. Para ser más exactos, me ha tenido encerrada en la habitación desde el mismo episodio en la cocina cuando le levanté la voz tras ver cómo provocaba la caída del ordenador desde lo alto de la mesa de la cocina.


No hubo noche que no se acercase a altas horas de la madrugada hasta la puerta del dormitorio, preguntándome bajito si ya había recapacitado. Acto seguido amenazaba con no abrirme en caso de que la respuesta fuese negativa. Obtenía solo silencio y allí estaba yo, aguantando mi respiración entre las sábanas para que me pensase dormida y que así entrase haciendo las paces. Pero desde entonces parece que vivamos en una guerra constante.

Tiene el sentido de la propiedad muy desarticulado y las cosas tienen que ser como él quiere, que es el que paga. A veces tiene toda la razón, pero cuando se trata de mi culo o mi orgullo aparezco yo en situación y la cosa cambia yendo mis tetas por delante. 

Días atrás del episodio en la cocina yo le había preguntado por Yazira, la chica interna que atiende la casa, y se mostró distinto. De hecho, minutos después de tener esa conversación con él ocurrió algo. Estábamos ambas en la cocina. Mientras ella nos preparaba el té de las cinco, yo revisaba mis ejercicios diarios sobre la banqueta de la cocina. Me crucé de piernas ante no se qué inoportuna pregunta acerca de las pastas y entonces entró Víctor algo atolondrado. Me clavó los ojos y se colocó justo detrás de mí de forma que no podía verle. Desde esa posición cargó de la jarra un vaso de agua y cuando todo apuntaba a que lo bebería, acto seguido, se hizo un silencio y bajo mi camisón sentí deslizarse su mano derecha de forma que, ayudado de dos de sus dedos, retorció mi pezón levemente el cual abandonó a capricho dejándolo mojado. No tardé en reconocer su rabo, endureciéndose, mientras al momento se frotaba contra mi espalda. 

Nunca hacía manifestaciones de este tipo delante del personal de servicio, por lo que no desaproveché la oportunidad que suponía la primera follada en el interior de la cocina. Giré sobre la banqueta dando así totalmente la espalda a Yazira quien ultimaba la bandeja y, ensanchando la goma del pantalón de su pijama, extraje de una tirada su polla. Él en ningún momento opuso resistencia, más bien al contrario mordiéndose el labio inferior mientras inclinaba mi cabeza para la faena. La presencia de Yazira incrementó su euforia, se hizo evidente atropellando a la chica apresurada pidiéndole que no se retirara hasta correrse. Yo misma la grité que se largara de allí y fue entonces cuando ella salió corriendo dejándonos solos. Víctor me levantó agarrándome por las orejas, cosa que repudio, y poniéndome a su nivel no tardó en girarme bruscamente volcándome sobre la mesa. 

-no quiero follar con ella, quiero follarte a ti. Te voy a dar por el culo hasta que me pidas que me aparte-

Esto último siempre lo termina añadiendo con mucha delicadeza. Y no me gusta que amarre mis manos pero hay veces que es del todo inevitable. Me muerde los dedos de vez en cuando y creo que fue ese día cuando comenzó a hacerlo. Terminó corriéndose en el interior de mi vagina entre un jolgorio de saliva porque ahora le gusta también escupir. Escupe antes de penetrarme porque no comprende que me tiene cachonda perdida. Y escupe mientras tanto, cuando mejor le parece. Y escupe al final, cuando corre al baño a hacer el gorgoteo diario. Aquí estuvo pletórico, limpiándose el glande con varias superficies antes de subir al dormitorio a tomarse el té de las cinco agarrado a mi teta izquierda.

Distinto y no solo en cuanto a Yazira y mis preguntas. Uno de esos días también me vino con la idea de contratar a una chica, osea a otra que no sea yo, para que nos acompañe y tengamos sexo los tres alegremente. Ya me lo ha propuesto varias veces desde esa primera vez, me lo ha llegado a decir en vivo y en directo con indicaciones

-¿ves? ahora, aquí, así, así-

y me lo ha comentado un par de veces haciendo curvas en la conversación para volver a proponerme lo inicial. Pretende, mientras yo le esté comiendo el rabo, no entretenerse en comerme a mí lo correspondiente y sí agarrarse a las tetas de una rubia o prenderse de su boca. Quiere una chica y debe ser rubia. A mí no me gusta la idea pero ya son muchas las noches en las que estamos follando y aparece la rubia en forma de esquema ideal. También son muchas las veces que me ha pedido que se la chupe, cosa que antes apenas sucedía. Ya lo he hecho dos veces estando Yazira presente y de nuevo en una cocina que antes él se resistía a estrenar, por lo que evidentemente volvimos a discutir. Esa discusión nos llevaba de una pelea oral a otra y nuevamente la supuesta rubia haciendo acto de presencia para colocarla aquí o allí y vuelta a empezar y así sucesivamente.

En definitiva, mi ordenador estalló y se hizo cachos en la cocina y Víctor me secuestró literalmente, encerrándome en nuestro dormitorio sin derecho a teléfono ni a gritar, patalear o maldecir. El segundo día me dijo muy claramente que quizá no volviese a salir nunca y estuvo un par de días más sin hablarme. Y así hasta que le debió llegar la sensación de quebrantamiento de polla si no se la chupaba. Entró un buen día, de forma que amanecí con sus caricias en mi entrepierna, esperó a que reconociera y después se llevó un dedo a la boca pidiendo silencio y otro dedo me lo introdujo en la boca devolviéndolo de regreso a mi entrepierna y así hasta que follamos hasta el desmayo. El lograr ir a comprar otro ordenador me ha costado mucho trabajo tras todo esto. No quiere que lea ni que escriba, quiere el ordenador apagado, peleas contínuas tras las cuales me folla como si fuera a terminarse el mundo. 

Considero importantes los repetidos hechos de encontrarme a Yazira inquieta, exaltada, y comprobar a Víctor con ojos de querer follársela. Creo que mientras siga constatando esto continuaremos gozando como animales. Volveré a preguntar todo lo posible cuando la encuentre sola, últimamente no coincidimos. El otro día escuché cómo el chófer comentaba con ella algo en el paso del jardín. Mencionó al señor e inmediatamente pensé que ellos también se habían percatado de sus extrañezas, pero me detuve un momento al escuchar mi nombre y a través de la ventana abierta pude oír cómo el chófer afirmaba habernos escuchado varias veces y aseguraba que yo debía ser una fiera en la cama.

-y decía sube la pierna princesa quiero meterla toda así princesa

4 comentarios:

Carlos dijo...

Ya ves, blogs amigos me traen a tu rinconcito. Y me gusta. Me excita y me gusta. Un saludo

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Muy bueno el relato, escribes muy bien, te seguiré visitando que además veo que actualizas cada poco tiempo.

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me gusta el blog. estoy muy caliente y quiero sexo por atras.

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