miércoles, 29 de febrero de 2012

Aire


aclaración nº 7 Vivo de nuevo en la gran ciudad. Sigo teniendo a la Sandra metida en casa, está desintoxicándose de su última relación y lo hace bajo mi falda. Está tomando antidepresivos y llora por la noche cuando la hago entrega del único porro de marihuana que la permito fumarse mientras se cree que no la escucha nadie. No voy a echarla, es más, yo misma he decidido volver a mi casa.

Salí del chalet de Víctor para nunca más volver a entrar y dos horas después estaba recogiendo a la Sandra en Barajas. Al menos vuelve sin estar embarazada y sin tener sida, podría ser peor. Yo he vuelto porque estoy harta de tener que sonreir a la puta cámara y tanto salir y entrar de Madrid me desestabiliza. No fue capaz de olvidar el maldito capricho de hacerse un trío y me levanté una mañana mal jodida.

He cambiado de número de teléfono y ahora tengo el que sigue utilizando Marcelo cuando le digo que venga a cambiarme el hielo y esas cosas. Giancarlo ahora está en Asturias acompañando a una vieja y estuvo unos días en Madrid y entre mis piernas. Volverá a finales de marzo. A la Sandra le gustó mucho el italiano y le estuvo calentando la polla cuando salió de la ducha. Después Giangarlo fue conmigo con quien folló sobre el sofá rojo. No puede estar más bueno, aunque no se quita de la boca Florencia.

Con el dinero que tengo ahorrado tengo mucho tiempo para pensar y esto no es del todo bueno. Follo y me divierto cuanto quiero y dentro de poco la Sandra estará lista para salir de cacería conmigo. Hoy se cortó el pelo, esta misma tarde, yo misma lo estuve tiñendo. No sé si volveré a trabajar, no lo necesito. A veces me dan ideas de aceptar la proposición de Marcelo y largarnos los dos, dejando a la Sandra, a su mujer y a su retahíla de hijos atrás. Largarnos a cualquier parte y follar todos los días de la forma en la que lo hacemos cuando pienso en largarme.

Dice que me quiere y me lo está haciendo con ahínco. Hay tardes en las que no sube a casa porque su hijo no se muere pero casi siempre está ingresado o malísimo. Entonces en mi nuevo teléfono no hay otra cosa, en mi actividad laboral ahora mismo tampoco y no me gusta empinar la botella de vodka viendo cómo la Sandra cambia de canal de tv inmersa en su papel de no hacer absolutamente nada por salir del hoyo. Esta tarde tampoco ha venido Marcelo y llevo un par de semanas en las que no me siento las piernas.

Llama al telefonillo en el portal y quiere que se lo coja yo. Me dice cosas desde el portal de forma que cuando sube al piso me tiene bien caliente esperando su entrada. Por supuesto la Sandra sabe que debe desaparecer de mi vista pero aún así, a veces, se hace la remolona tirada en el sofá y tarda en dejarnos. A Marcelo le da exactamente igual porque raro es el día que no le tengo en semejante situación y absolutamente dedicado a mi cuerpo. Cuando he querido llevarle a la cocina lo he hecho, incluso ha dormido un par de noches a mi lado y olvidado cosas que debe pasarse a recoger.

Me gusta cómo follamos, él tiene asuntos personales que atender y yo estoy sumamente receptiva mientras me lo haga tan salvajemente como me está acostumbrando a hacerlo. Supongo que conmigo se desquita, assegura parsarse todo el día con la polla dura pensando en su regreso a mi casa, cada vez con una excusa diferente, cada vez ausentándose más de los suyos y metiéndose más en lo mío que es lujuria desenfrenada. La otra noche me aseguraba que le estoy volviendo loco. Acaso no lo estamos todos cuantos somos.

Yo espero a que llegue con ganas de sentirlo de nuevo dentro. Él llega directo a lo que le lleva urgiendo durante todo el día, clavármela y correrse una y otra vez dentro de mí hasta quedar extasiados y tirados de cualquier manera. Me siente cachonda, sabe que estoy en casa y los dos estamos disfrutando mucho. A la vecina del 2A la tenemos contenta, bien entretenida debe estar atando cabos. Y Marcelo no suda de la forma en la que lo hacía Víctor, por el momento todo son ventajas.

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