miércoles, 23 de mayo de 2012

Trabajos forzados

He terminado de pagar el piso con intereses. Javier, el del banco, me ha dicho que tengo suerte porque estamos y parece que se avecinan tiempos aún más jodidos para todo aquel que tiene una deuda. Esta vez no ha sido necesario viajar a ninguna parte para dar por finalizados los trámites, no soy tan torpe como para no entender los recibos bancarios. Le he dicho que cuando quiera pagar por mis servicios, que no dude en llamarme pero ya dije antes que no soy tan torpe como para facilitarle un número de teléfono que suene cuando llame. Sé que va a llamar, y más de una vez, y sé que no va a sonar, aunque de hacerlo no va a ser Clara quien responda.

He terminado de pagar el piso con intereses, decía, un piso en el cual no deja de entrar y salir gente.

La Sandra anímicamente está mejorando mucho, ahora sale de casa, se depila y se folla a Eduardo a quien ha conocido en el gimnasio y quien no deja de mirarme las tetas. Supongo que lo hace por el hecho de que no llevo ropa interior debajo, pero es mi casa y yo me paseo por mi casa como me da la gana. Él realiza varios paseos al frigorífico porque es mucho el agua que bebe y porque la Sandra le invita a desayunar con ella.

A Marcelo se le ha muerto un hijo y supongo que también las ganas de pasarse por esta casa tras la intensa discusión que tuvimos hace unas semanas. No sé qué tipo de registro llevó a cabo en mi armario una tarde mientras yo tomaba una ducha, pero fue recogerme el pelo con una toalla y entrar en mi habitación y allí estaba sentado en mi cama, esperándome. Sin decir palabra me arrojó a la cara una camiseta corta y grisácea que Giancarlo dejó olvidada.

Sólo alcanzó a decirme mala puta, pero lo dijo con todas las letras y clavándome los ojos. Se levantó muy excitado, empujándome y apresurándose a echar el cerrojo de la puerta. Muy rápidamente me cogió ambos brazos, zarandeándome y preguntando con quién había estado. Le pedí varias veces que me soltara pero no hacía caso, él preguntaba y él mismo se respondía.

-sabes que no puedo venir todos los días, lo sabes- me decía -seguro que me has estado engañando cuando no he venido- no eres más que una puta, dime quién es-


Con una mano cruzó las mías en mi espalda y ayudándose de la otra tiró del cinturón del albornoz hasta retirarlo completamente, atándome con él mis dos muñecas. Por más que lo intenté con todas mis fuerzas no conseguí liberarme y después me tiró sobre la cama. Con la misma camiseta grisácea me amordazó la boca para que la Sandra, si llegaba, no llegase a escucharme. Pataleé cuanto pude hasta que me frenó y me abrió de piernas con la misma fuerza con la que antes decía quererme.

Se sacó el pantalón dejándolo en el suelo en lo que dura un segundo y con la polla más dura que nunca. Me la metió de una sola vez y hasta el fondo y, antes de decidirse a empujar como si se terminase el mundo, me preguntó al oído si acaso yo no tenía bastante con lo que él me daba. Después comenzó a follarme, enloquecido, sosteniéndome ambas piernas y dejándome un cardenal en la izquierda. Cesó de pronto y arqueándome aún más las caderas metió la lengua en mi coño succionándome seguidamente, escupiendo y maldiciendo todavía con el puta en la boca.

Consiguió humedecerme lo suficiente como para que su polla se deslizara sin problema dentro de mí y según su deseo. De vez en cuando se aseguraba que yo no pudiese sacarme la camiseta de la boca para gritarle al mundo y me cogió varias veces por el cuello mientras me penetraba aún con más fuerza sin dejarme patalear. Él mismo se decía en voz alta que eso seguro que me gustaba y yo, mientras sentía el golpeo de sus pelotas, me concentraba en el intento de desatar el nudo que me había hecho detrás.

Cuando entendí que ya él iba perdiendo facultades me desaté por completo sin que se diese cuenta y esperé sin moverme el momento ideal para lanzarle una patada voladora a la nariz, porque tampoco soy tan torpe como para no saber defenderme. Me abalancé muy rápido sobre el cerrojo de la puerta, abriendo y corriendo hacia la cocina mientras le oía quejarse a viva voz maldiciéndome. Allí extraje y empuñé un cuchillo del segundo de los cajones, el cual cerré rápidamente. Cuando pensaba que se me iba a salir el corazón por la boca tuve la suerte de escuchar cómo la Sandra daba la vuelta a la cerradura entrando en la casa.

Cuando Marcelo llegó a la cocina se sabía perdedor y con un movimiento de brazos, como rendido, me indicó que se iba. La Sandra nos observaba, atónita. Muchas cosas se juntaron en mi cabeza, alcancé a decirle que se largase de aquí lo antes posible, le grité que era un imbécil al que le gustaba más follar que estar con sus hijos, que no dudaría en clavarle el cuchillo si se atrevía a dar otro paso más y que no quería nunca más volver a verle.

La Sandra, una vez que reaccionó, presenció estas últimas escenas desde el marco de la puerta de la cocina y me preguntó tres veces si llamaba a la policía, móvil en mano. También recuerdo gritarle que era un hijo de perra y que iba a denunciarlo y ante esto contestó que no hacía falta. Desde luego no hemos vuelto a vernos, pegó un portazo a la puerta y hasta hoy. La Sandra enseguida se acercó a abrazarme y me repitió varias veces que me quería mucho y también dijo que si algo malo me pasaba ella no tardaría en matarse. Creo que es lo más bonito que me han dicho nunca.

Desde entonces, no encuentro ninguno digno de repetición y ya he metido en casa a varios. El chico nuevo del kiosko, aparte de ser aburrido es madridista. Enrique, quien marcaba hasta hace poco mis ejercicios en el gimnasio, no deja de hablar de sí mismo y ya le he dicho que no vuelva y a Pablo, que tanto me gustó aquella noche, le huele mal el aliento y es algo que no quiero seguir soportando. El próximo deberá hacerme mojar el tanga sin tocarme, si pretende conocer el portal de mi casa.

3 comentarios:

Carlos dijo...

Segurisimo, estoy segurisimo que pronto alguien conseguira mojarte el tanga, el coño y el alma con tan sólo mirarte los labios y la lengua...

videos porno dijo...

TODO llega

David del Bass dijo...

Hola! me ha gustado mucho tu blog, no lo conocía, te invito a pasarte por el mío cuando quieras, un abrazote!


En qué zorreas