lunes, 10 de diciembre de 2007

A la sombra de los pinos

[convendría antes leer Toledoando]

La cuñada ya sabe que me he follado al marido de su difunta hermana cuantas veces he querido, las manos de Jesús ahuecan con cierta frecuencia lo abultado de su pantalón, enciende sus ojos conmigo, ella lo ha visto igual que yo, y yo no sé qué ha visto en esta chica aparte de verla evidentemente embarazada, bien creo que la ponen un mandil o tipo cofia y treinta años más y sería mi abuela, pero él la ayuda a sentarse, la pregunta qué tal está y por sus días varias veces realmente interesado en su respuesta y la mira a ella.
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En el bar de las quinielas donde también se vende el periódico me acosa a mi y me fulmina con la mirada por enredar con el camarero que es un crío y no deja de mirarme las tetas, algo absurdo puesto que traté con él de la temperatura de mi café con leche. Me encanta ver montaña por las ventanas y no se por qué me imagino entonces una chimenea y todo calentito ahí y los pinos se mueven en mi cabeza y yo me voy encendiendo por momentos hasta tal punto que pierdo el hilo de lo que está contando la preñada porque no se calla ni un momento y le digo al Jesús con mis ojos y con mi cruce de piernas que quiero que me lo haga ya. Me entiende, lo entiende y pide la cuenta. Su cuñada se incorpora y se acerca a saludar a otra chica en la barra, entonces Jesús se inclina sobre mi oreja y me dice bajito que no mire más así a Roberto, que debe tratarse del chico de la barra, me rio y entonces mirándome a los ojos me suelta

-no te rías, vienes como viniste la primera vez, en plan zorrita, luego estamos tú y yo en mi casa, solos y sin vecinos-

Tardamos al menos diez minutos en despedir a la preñada en la misma calle algo más arriba, hubo de venir el marido a llevársela y a mirarme las tetas también para que después Jesús le sacase a relucir ya en su casa, el caso es que complejo de inferioridad no creo que tenga pero no sé por qué tiene que pensar en ese imbécil, le voy a coger manía de tanto escuchar su puta vida.
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La casa del pueblo es una delicia, me gusta más que antes, desde el patio se escucha el viento entre los pinos, allí respiran hasta las ideas, Jesús me contó después que hay caza mayor en la zona, ciervos, y que al comienzo del otoño se les oye berrear por ser época de apareamiento, que él lo ha escuchado más de una vez desde la casa. Su insinuación del bar no dio para mucho, supongo que esa casa le trae demasiados recuerdos y tantos esfuerzos por resultarle agradable a la maruja le frustran de tal modo que luego no aguanta.

4 comentarios:

unhombrelibre dijo...

Leeré con calma antes de decidir quién sería, aunque siempre prefiero ser yo mismo.

¿me haces un personaje?

Besos, UHL

Clara dijo...

hombre libre: el ser o no un "personaje" no es una opción, eso debes ganártelo.

renfield sonia dijo...

La cuñada embarazada y preñada, la muerta, el pueblerino y el salido del quiosco, la zorra con clase a la caza del abrigo del corte ingles, el vodka... no se si me parece un cuento de cela o un capitulo de asi no hay quien viva... hum, la verdad es que no me importaria ver un capitulo de esa serie con un personaje como tu...

Clara dijo...

renfield: haz el favor!! deberías estar haciendo los deberes y estás aquí...


En qué zorreas