martes, 10 de junio de 2008

>> Congreso: todo por una guarrada

Hoy martes he pasado a recoger a un gilipollas a la puerta del Congreso de los Diputados, he preferido no saber su signo político no vaya a ser que esto luego no me deje dormir. Allí mismo en las escaleras me ha presentado a un compañero y ha fardado de mi unos minutos aunque no estaba yo preparada para poner cara de Estefanía ni tener seis años más de golpe. Su compañero le ha hecho constar que parezco bastante más jovencita y claro que sí, es que hay que ser imbécil.

Voy a obviar también su nombre porque de tan chulo que lo tiene no se lo merece. Los cincuenta no creo que los cumpla ya pero es muy correcto y muy caballeroso él y lo tiene todo calculado: me hace subir al taxi que espera unos metros más abajo, le indica al taxista la dirección de un hotel que ya conozco en la misma Gran Vía, me hace entrega de una tarjeta firmada con sus datos y me dice que me vaya sirviendo algo que en media hora está conmigo.

Arranca y en el primer semáforo me doy cuenta que vamos escuchando la cope, le pido que cambie de emisora o mejor la apague y le pregunto si en ese taxi también ha subido Astérix en alguna ocasión, entonces no sé por qué me hace saber que ha votado a la Rosa Díez, esa tipa que renegó como socialista el otro día como quien dice, y yo lo que hago es abrir la ventana para que me de el aire. Me comenta que seguramente el Astérix no lleve poción mágica pero sí llevará escolta y vehículo, cosa lógica pero que así de pronto yo no había pensado.

Me estaba terminando mi segunda copa cuando llamó a la puerta. Entró contándome cómo se las había ingeniado para convencer al escolta y ahí pensé que tendrá algún cargo importante o será portavoz de algo, yo que sé pero entiendo que habrá diputados de Teruel o de Badajoz mismamente que no les conocerán ni en casa por lo que no creo que todos ellos precisen de escolta. Lo que sé es que no soy ni la primera ni la última y parece empeñarse en demostrarlo,

-¿cómo dijiste que te llamabas?-

-me sigo llamando Clara-

- Clara... tienes cara de niña, me gusta-

-¿te gustan las niñas?-

En esto me está dejando el dinero contado sobre la mesita. Sonríe.

-en una hora te lo digo- y sentencia alargando otro billete de cincuenta junto a lo acordado.

Apagó el teléfono móvil pidiéndome que me desnudase para él, no me daba la gana, lo que hice fue acercarlo mientras le iba desabrochando la camisa, sugiriéndole que mejor haríamos al revés a lo que aceptó sin más usando el cuento de las niñas malas.

La mano con la que ha debido firmar su acta de diputado se hizo camino buscándome los labios, abajo, estando mi falda ya a la altura de la cintura. Se sienta en la cama y llevándose dos dedos a su boca me hace mirarlo y antes de metérmelos me dice que aparte de orgullosa quiere ver lo perra que puedo llegar a ser y que me viene adivinando las tetas todo el camino, que me quite la camiseta.

Mientras lo hago está probando mi profundidad, me explora y echando un vistazo alrededor del cuarto encuentra lo más parecido a una tribuna o no sé pero me pide acompañarlo, quiere darme quedándome yo sujeta al borde de la cómoda y todo por una guarrada: quiere estarse viendo la cara, de frente, en el espejo.

Así lo hicimos y fue -de a poco- interrumpiendo su panorámica abalanzándose sobre mi pecho, apretándome los senos primero y apretándome un pezón después, de tal modo que me hizo daño y le pedi que parase. Debe ser que como él no entiende más que de especulaciones pensaría que su simpleza en el empuje era motivo suficiente para mi queja y lo que hizo a la vez de soltarme el pezón fue retirar la polla recorriéndome con ella en canal, separándome los labios.

Por mucho que insistiese yo ya sabía que me era prácticamente del todo imposible lubricar algo. Volvió de nuevo a metérmela girándome a su vez lo justo para verse de nuevo en el espejo. De este modo se mantuvo empujándome por un rato, aumentando el ritmo por momentos. En cierta ocasión se lleva un par de dedos a mi boca, me hace mojarlos en saliva y comienza a frotarme la zona clitoriana sin sentido ninguno. Ahi es cuando pensé que puede que se trate de un fascista de mierda.

-¿qué pasa, que no te gusta? ¿te gusta más así? - me pregunta

y como que pretende ser de centro y por ahi no paso por lo que me encojo de hombros y seguidamente le indico que mejor me deje a mi. Entonces es cuando abandona definitivamente la tribuna y los aplausos y observa mi coñito, ahora sí, decentemente humedecido y así puede ver cómo su polla entra y sale del mismo con mayor precisión.

Y me di cuenta que yo también lo estaba contemplando sentada aún sobre la cómoda, que el espejo no me proyectaba nada y que era más interesante verme los dedos con las uñas acabadas en color caoba, controlando los labios que abrían paso a su miembro. Y ahora sí permanecía concentrado en trabajarse mi vagina y ya de esta forma conseguí el punto justito para que en cuestión de un minuto mi clítoris provocara lo que la vagina se viene negando a darme.

Es la primera vez que me corro y rompo un espejo. aclaración nº 24.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Clara, follar con un político de derechas es como comer galletas con queso, y el queso como tú, sustancias sólidas pero dóciles armonizan naturalmente con sustancias sólidas y dóciles como como el pan y yo, NATURALMENTE. Vivo en las palmas y SOY UN POCO voluptón. QUIERO VOLVER A MADRID. ¿TE ACUERDAS DE MÍ?

Anónimo dijo...

Voy a hacer un nuevo blog, el anterior es agua pasada. Dejo de ser voluptón. Ahora soy hombre común, hombre a secas.

Anónimo dijo...

Hola Clara, cuánto cambio por aquí. Veo que eres una innovadora.
Y bueno, al final parece que te gustó.
Suerte que tienen algunas...
;-)

Anónimo dijo...

Buenos dias clara. Estan muy bien los cambios y que rompas espejos.
A mí me sigues pareciendo un rompecabezas.

golfa dijo...

La diferencia entre follar con la izquierda o la derecha es que éstos últimos suelen ser más guarros (que ironía), y tienen más pasta...
Pero que mal cuerpo puede quedársele a una...

Besos perversos


En qué zorreas